No ven como vivo, casi en el aire que, apenas me mantiene de pie un noble bastón y si me miran bien, estoy tullido en cambio Iberoamérica no. Está fresca rejuvenecida con gobiernos progresistas con un futuro inmediato envidiable, lo contrario de nosotros que dentro de poco por el camino que vamos andaremos con una mano adelante y otra atrás como llegábamos los europeos antes a América Latina después que nuestros antepasados la saquearon.
Pero recordar es vivir no está por demás encajarlo en el momento y, está cumbre Iberoamericana –con ausentes permisivos- más que todo se realiza pensando en ustedes que para nosotros hace tiempo que han dejado de ser sudacas y por el tiempo de los tiempos que restan, mientras salgamos de esta crisis que nos cayó del cielo como una mala plaga o como una virosis aciaga, repito, serán nuestros mejores amigos que como antes en tiempos coloniales nos dieron toda la ayuda que pudieron, aunque a veces hubo que echar manos de nuestra fuerza que nos daba el exterminador arcabuz para enderezar situaciones embarazosas que ahora no vienen al caso ni volverán más en lo adelante.
Nuestra subsistencia está en peligro, ya que cada vez que los españoles se manifiestan en desplantes callejeros sacan a relucir nuestra pobre manutención que anda en el orden de los 561.654.350 euros anuales, lo que se ha convertido en una carga económica bien pesada: el sostenimiento de nuestra familia del reinado Borbón –gracias a Franco- y, ahora más que no puedo moverme con rapidez para efectuar los negocios necesarios para la empresa española que en parte subsidia nuestros gastos vacacionales y, los míos de caza en que me entretengo disparándoles a cuanto bicho de cuatro patas haya por allí en esos bosques salvajes alejados de dios.
No está por demás referirles que nos mantenemos a la expectativa juntando ideas neoliberales que socorran nuestro destino, por el que muchos de ustedes han pasado y han sabido enfrentar con dignidad como lo hacemos acá ahora y, esperamos que san Casimiro de los Reyes ilumine a Rajoy y le dé la potestad y el valor de sacrificar lo que haya por el bienestar de una minoría que padece el rigor de políticas equivocadas y que serán enderezadas por los entes pensantes y que andan en nuestro auxilio, porque España jamás dejará de ser la madre patria y -¡ole!
Les digo con todo mi afecto que me ha pegado mucho la inasistencia de vuestro excelente amigo venezolano como lo es el presidente Chávez a quien una vez que por desobediencia nada habitual de un contertulio sin fin, lo mande a callar y con cariño de amigo, le dije: “por qué no te callas” y, esa breve reprimenda nos ha unido hasta el sol de hoy que siempre estamos en contacto y, jamás ha dejado de invertir en nuestros productos y, está al tanto de nuestra impostura mundial y, que no deje de recordar que hoy por nosotros y mañana quizás por ellos y, con esto doy por finalizada mi intervención en esta cumbre no sin antes decir: ¡Que viva América¡ Y al Pepe que deje de jugar con indirectas que desde que la papa o la patata vino de América nos metieron el primer gol de la vida, salvando vidas y, volvemos de nuevo a necesitar de ustedes: por eso nuestra mirada y nuestro cariño –dijo el rey de España Juan Carlos y, como pudo se sentó. ¡Hombre!.
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