El tema del elegido de Chávez era un tabú en el colectivo de la revolución bolivariana pero al oído ninguno de los chavistas dejaba de comentar sobre ello. Por las mentes acuciosas del más conspicuo colaborador cercano a Chávez y por la del más humilde militante del PSUV siempre desfilaron los diversos nombres de los posibles sucesores del Jefe Supremo de la Revolución, hasta que el mismo Chávez dilucidó la incógnita.
Lo hizo obligado por su responsabilidad infinita con el país y regresó expresamente desde Cuba a decírselo directamente a su pueblo con la entereza y la hidalguía de un hombre con los pies anclados en la dialéctica de la historia. Hubiera sido una locura o una irresponsabilidad callar el nombre, en este preciso instante, del remplazante de Chávez capaz de garantizar la sobrevivencia del proceso revolucionario. En Cuba las cosas le han salido muy bien al genio de Fidel porque ha podido presenciar en vida su sucesión, nada más y nada menos que por su hermano Raúl Castro. Todo Parece que la Revolución Cubana ya ha podido solucionar el difícil tránsito de lo que será la época post Fidel.
El status de la revolución bolivariana es muy distinto al de la Revolución Cubana porque las elecciones burguesas de Venezuela son inútiles para respaldar la estrategia de perpetuar la revolución a diferencia de las elecciones democráticas de Cuba que sí aseguran la continuación de las clases populares en el poder. Así las cosas, Nicolás Maduro, según Chávez, cuenta con el mejor perfil para competir en unas elecciones capitalistas por la Presidencia de la Republica Bolivariana de Venezuela y a la sazón fue elegido por el mismo Comandante para ocupar esa responsabilidad si acaso la delicada operación a la cual será sometido Chávez en Cuba lo dejara hipotéticamente inhabilitado.
Lo mejor que pudo pasarle a la revolución bolivariana es que el mismo Chávez sin lamentos ni complejos bobalicones haya dicho el nombre del elegido y haga valer su prestigio y liderazgo de Comandante en Jefe para que sus seguidores acaten su decisión sin discusión por encima del PSUV, el Gran Polo Patriótico, las patrullas, las comunas, los consejos comunales y el Poder Constituido donde las FAB tienen un peso decisivo y la Asamblea Nacional un peso político. Imagínense el desastre de una inhabilitación de Chávez por su enfermedad sin el elegido para ocupar, si fuera necesario, el mando alternativo de la revolución. Chávez hizo lo que tenía que hacer.
Ahora los conspiradores de siempre y los oportunistas van a intentar aprovechar la coyuntura política que es propicia para su desaguisado porque, según ellos, la ocasión la pintan calva. El zarpazo fascista es ahora o nunca, seguramente pensarán los ambiciosos. Venezuela está pasando por su crisis política más profunda desde el golpe del 11 de abril y el paro petrolero, nadie lo puede negar. No es cualquier cosa que el propio Presidente de la República anuncie el riesgo posible de no poder culminar su mandato presidencial ni de poder asumir la Jefatura del Estado para la cual fue relecto el 7-0. Si los conspiradores no se atreven a intentar su asonada golpista en esta coyuntura, tentadora para ellos, será porque siempre han sido unos cobardes o porque son una abstracción, pues sería muy temerario para sus fines inconfesables esperar que la crisis política actual se resuelva positivamente para la revolución bolivariana.
La conspiración fascista, aliada con factores no provenientes de la ultraderecha, cabalga en el cuadro que se presenta con la posible inhabilitación del Presidente Chávez y la falta del liderazgo militar de Nicolás Maduro. La víspera de una elección de gobernadores es por si sola un escenario propicio para la exacerbación de la conspiración fascista agravada ahora por los riesgos derivados de la salud presidencial. Soy de la opinión que el anuncio de Chávez en su última cadena presidencial, antes de viajar a Cuba, fue un jaque mate contundente a los golpistas. Éstos manejaban toda la información sobre la salud del Presidente y les convenía que se mantuviera en secreto para sus planes golpistas de agarrar desprevenidas y por sorpresa a los contingentes chavistas, civiles y militares, creando confusión y desorden en sus filas. Para decepción de los sediciosos ahora las fuerzas de la revolución en todas sus instancias tienen los lineamientos precisos para que no se produzca en ningún momento el vacío de poder que buscaban los facinerosos. Chávez podrá dedicarse tranquilo a su proceso de sanación porque aquí en Venezuela todo está listo para defender la patria.
Profesor Universitario
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