Conversando con el camarada Juan Soublette, me decía que este momento histórico de nuestra revolución era oportuno para convertirnos en un pueblo de respuesta. Ciertamente, pienso que tiene razón.
Ante los anuncios del presidente Chávez, nos toca seguir adelante, con más ímpetu, con más ganas, haciendo lo posible y lo imposible por trastocar las bases de un sistema del cual no hemos logrado escapar. Nuestro proceso, navega en las aguas engañosas de un capitalismo que nos ahoga ante cualquier descuido. Es así que no podemos permitir la aparición de hendiduras o quiebres que le den chance a la derecha para fortalecerse.
Es por ello, que no podemos darnos el lujo de detenernos en la contemplación o en el rezo o en la desesperanza o en la tristeza. Es momento de hacer acopio de fortaleza espiritual y trascender esos estados anímicos que nos paralizan. Este proceso, lento y errático, no puede ni debe depender de un ser humano (llámese Chávez, Maduro, etc). Este proceso debe multiplicarse en cada una de las personas que creemos que otro mundo es posible. Debemos hacer realidad ese eslogan que dice que Chávez somos todos y todas. Esto desde la fuerza que da la convicción profunda en los planteamientos de ese líder que en gracia nos ha tocado tener.
Chávez nos ha pedido unidad, apoyo al gobierno revolucionario con Nicolás Maduro a la cabeza, aceptación de las decisiones que este gobierno tome y seguir adelante. Todo ello está bien y es lógico que así lo haya hecho. Nuestra actitud, entonces, debe ser la de comprender, digerir y adaptar esas instrucciones en función de los intereses de clase que como pueblo tenemos.
Trabajaremos la unidad clasista de los movimientos sociales de base, partidos y demás colectivos e individualidades, en la medida que ella se constituya en la garantía de la defensa y promoción de nuestros derechos y necesidades. Una unidad que no nos convierta en la oreja del tarro. Una unidad que permita y aliente las diferencias, sin descalificar el pensamiento diverso. Una unidad que sea voz, reflejo y hechura de las grandes mayorías del país, ésas que queremos y promovemos el socialismo como la solución a nuestros problemas y los del mundo.
Apoyaremos, como hasta ahora, al gobierno revolucionario, en el entendido que ese apoyo pasa por la realización de la crítica y la autocrítica. Por un incremento en la eficiencia y eficacia de sus acciones en pro del fortalecimiento del Poder Popular, al que se debe. En la medida que el gobierno sea verdaderamente revolucionario, contará con el respaldo de las mayorías. Esto se notará en la paulatina y constante transferencia, real y práctica, de poder al pueblo. Es decir, no aspiramos a otra cosa más que al ejercicio soberano y legítimo del poder. Con o sin la anuencia del Estado y el gobierno, pero si este colabora… ¡mejor!
Aceptar las decisiones del gobierno será posible si estas siguen marcando la pauta del camino revolucionario. Las gentes rebeldes y en resistencia que somos, no podemos dar carta blanca a cualquier decisión, porque sabemos que se han cometido errores que nos lastiman y atacan como clase. Las decisiones del gobierno revolucionario deberían ser igualmente revolucionarias, liberando a camaradas como Julian Conrado, estableciendo hojas de ruta en acuerdo con el Pueblo, acabando con el Estado burgués que aún tenemos, dando al traste con ambiciones tan descabelladas como la propuesta de indulto a los criminales de abril o diciembre de 2002, etc., etc.
Así que, ciertamente, estamos de acuerdo con lo planteado por nuestro líder presidente. Y como muestra de unidad, disciplina y convicción revolucionaria, no solo en su discurso sino en su regreso, haremos posible el triunfo de las candidaturas revolucionarias a las gobernaciones. Presidente Chávez, en Aragua ganará Tareck El Aissami, porque así lo decidimos las bases sociales que te apoyamos, porque él ha comenzado con buen pie, reuniéndose y aceptando sugerencias de los sectores sociales aragüeños, dándole vida a la prédica de la participación y protagonismo popular. Esa es la respuesta que este pueblo te dará como aliciente para tu pronta recuperación. Para que veas que no has arado en el mar.
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