Feliz o infeliz año nuevo

El deseo de un feliz año nuevo es un sentimiento positivo que nos hace querer lo mejor para familiares, amigos y relacionados. Es la expresión de un momento, de un paréntesis cultural, de un instante tradicional donde se exalta la sinceridad del abrazo y se tolera igualmente la superficialidad de la pretensión expresada cuando ésta se hace sin mucha o ninguna convicción.

Sería aceptable y, por lo menos, sincero poder desear también un infeliz año nuevo cuando fuera necesario y muchas veces lo es.

Les deseamos un feliz año a los chavistas porque queremos de corazón que las cosas sigan mejorando todos los días en Venezuela con el gobierno revolucionario y que Chávez pronto se recupere. Feliz año Chávez, feliz año Diosdado, feliz año Nicolás, feliz año a la Venezuela roja rojita. Pero cómo le pudiéramos desear un feliz año, por ejemplo, a María Corina Machado si para que esta dama logre tener un feliz año 2013 tendría que ocurrirle lo peor a Chávez, ser destrozada Venezuela y hundirse el pueblo venezolano en la miseria del neoliberalismo. Sería mejor, más justo desearle a Maricori, a la MUD y a sus congéneres un infeliz año nuevo 2013 y que ni de vaina se le cumplan sus reaccionarios sueños fascistas.

Un infeliz año nuevo también para El Nacional, El Universal, Globovisión y toda la caterva de medios de su misma calaña y que no sigan haciéndole daño a la salud mental de sus usuarios, trágicamente alienados y disociados por beber la cicuta perversa de esas fuentes noticiosas.

Igual desearíamos a los trogloditas de la ultraderecha, súbditos adoradores del imperialismo norteamericano, que tengan un muy infeliz año nuevo y por nada se les cumpla su afán de ver consumada la recolonización del planeta y la extinción de la vida por los efectos de los gases contaminantes producidos en exceso en los grandes países industrializados.

Un especial saludo de infeliz año nuevo para Obama en unión de su flamante directora de política internacional, Hillary Clinton, y sus aliados de la OTAN deseándoles con todas las fuerzas que no logren concretar sus planes de repetir con el pueblo sirio la monstruosidad perpetuada con saña a la indefensa Libia.

Al gobierno de Israel hay que desearle el más infeliz año nuevo del mundo y que dejen nacer la esperanza de felicidad y de paz en el sufrido y martirizado pueblo palestino.
Infeliz año nuevo para la Academia Sueca y que no se les cumplan sus deseos de continuar seleccionando laureados al Premio Nobel de la Paz a personajes e instituciones responsables y protagonistas de promover la guerra en el mundo.

Toda la humanidad debería desearle un infeliz año nuevo al Papa Benedicto XVI y que en el año 2013 la Iglesia católica ponga fin a la inmunidad de los curas pedófilos.

Son muchos en Venezuela y en el mundo cuya alegría y prosperidad se genera a costa del hambre y la miseria de las mayorías desposeídas. Por eso a la burguesía y a la oligarquía les deseamos que tengan menos ganancias en el 2013. Un ¡Infeliz año y pobre año nuevo! es el deseo de los humildes, humillados y ofendidos a los dueños de los grandes medios de producción.

¡Feliz año nuevo y próspero 2013 le deseamos a todos los aporreadores y a sus consecuentes lectores!

PD: El autor de este artículo es profesor universitario de Filosofía, jubilado de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL). Fue Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

sergiobricenog@yahoo.com


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Sergio Briceño García

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

 sergiobricenog@yahoo.com

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