¡Una guará! Pueblo chavista en la calle.
Alegría, alegría. Convivencia.
¿Y la oposición dónde estaba, qué hacía?
Amargura, amargura. Bofe de odio como estandarte de locura.
Caracas llena de chulos, es posible que hubiera dicho, el chulo de Julio Borges, chuleándose a su manera de irreverente bufón a los representantes de varios países suramericanos y, de las islas caribeñas que intervinieron como invitados en el acto central en Miraflores, éste 10-E, en defensa de nuestra revolución y, del presidente Chávez.
¡Qué viva Chávez! Una voz explota de pasión abriendo horizontes de paz.
Acto apoteósico que la oposición jamás realizará y, cierran los ojos de la tristeza que los parte en dos.
Y María Elena Lavaud y, un tal Chúo en Globovisión en el programa: Aló Ciudadano, una vez finalizada la cadena nacional, ella atormentada comentó: hoy que debió juramentarse el presidente Chávez como tenía que haberlo hecho, no lo hizo y, le pidió la opinión al tal Chúo que, inmediatamente explicó: en vez de juramentar a Chávez lo que hicieron fue montar una tarima en Miraflores…
Y el tal Chúo siguió con su perorata de malas intenciones que le salían de las fluctuaciones que le emanaban desordenadamente de las hormonas neuronales que incendiaban sin dirección su desvarío caprichoso con que trataba de impregnar a los ingenuos delirantes de ese programa que calladamente hay quienes se lo tragan como un aditivo especial.
El cielo del espacio caraqueño se erizó de confraternidad con una furia chavista de alegría cuando danzaron fugazmente varios aviones en una demostración de afianzamiento ciudadano por el cordón umbilical que une al pueblo y a las fuerzas armadas sin interferencia de clases que, inmediatamente le revolvió las tripas de las entretelas del odio a los comensales de la MUD y, de la oligarquía acaparadora.
E inmediatamente un juramento inolvidable que se metió de lleno en las células pensantes que abrigan a la revolución venezolana de testimonio de lealtad a la Patria y, al amigo presidente.
Juramos con la Constitución levantada hacia el cielo caraqueño y, a unísono se hizo el juramento como un baño de paz –todos los presentes y yo en mi casa Constitución en mano, levantada juramos con amor y con una tranquilidad de conciencia que difícilmente nos desuna.
Mientras que la oposición, lo que hizo fue, apoyar el juramento de Pedro Carmona Estanga del año 2002: “Yo Pedro Carmona Estanga, cédula de identidad de golpista, juro…”. ¡Te queremos don Pedro! -recuerda, Guillermo Aveledo como si hubiera sido hoy.
Se dice, como dicen ellos en sus medios que: en la MUD le arrancaron a sus Constituciones la página donde aparece el artículo 231 por obsoleto y para respaldar a Globovisión de sus desatinos en los micros constitucionales que pasaron.
Y para que los majunches de la oposición se mueran de rabia fúrica instantánea se presentó en la noche del mismo 10-E un concierto de solidaridad al comandante presidente Hugo Chávez por la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar en el Teatro Teresa Carreño –predio urbano- que fue de la oligarquía antes de Chávez y, que ahora es del pueblo y, que fue dirigido por Gustavo Dudamel, quien batuta en mano fortificó con la habilidad de sus compases la hermandad de los pueblos hermanos, allí representados por las distinguidas personalidades que vinieron a brindarnos su calor amigo.
Música para soñar. Una realidad inmortal. Solemnidad.
¿Y la oposición qué? Jugando al golpe y a la desestabilización dentro de su vacío de ideas que manifiestan sus lacayos y apátridas.
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