En referencia al Articulo-oración del Padre Numa Molina. Titulado “Dolor de Pueblo”
“Dolor de Pueblo”, así titula Numa Molina, ese sacerdote excepcional, que se ha ganado el respeto de todos y que se echó el miedo a la espalda para colocarse al lado de donde están los pobres, convirtiéndose así en un fiel exponente del espíritu y doctrina del Evangelio de Cristo. a diferencia de la cúpula de la Iglesia, ésa a la que pertenecemos todos los bautizados
No sé si es mi pariente, ojala, sería un honor, tuve un tío que procreó 22 hijos y quién quita que de allí venga el Molina de Numa.
Leer su hermoso, sentido y sincero escrito es tener que someterse a sentir una especie de nudo en la garganta, sentir como se nos inundan los ojos de lágrimas, pero a la vez comprobar al término del mismo que una fuerza o sensación de compromiso nos embarga todo nuestro ser.
No hay, en la magnifica pieza que parece una oración, sublime, inspiración de la mente y el corazón de alguien que está muy cerca de Dios, ni una letra, ni una coma de desperdicio; dice tantas verdades que debería ser lectura obligada para todos y cada uno de los funcionarios del Gobierno Revolucionario, algo que es mucho pedir, pues bien sabemos que sólo un porcentaje mínimo de ellos apenas sabe que existe Aporrea, menos se les puede pedir que la visiten y la lean, en lugar de perder tiempo con los medios de la derecha, que buena cuota tienen en el dolor que hoy sufre nuestro amado líder, con sus calumnias, sus llamados a subvertir el orden, su sumisión a directrices foráneas, para cada día seguir apuñaleando la Patria.
Dice algo que solo se atreverían a negar, quienes cierran sus ojos, su corazón a y sus mentes, a una realidad de esas que sólo viven los pueblos, muy de cuando en cuando, son los que hoy como ayer, crucificaron a Cristo, mandaron a asesinar a Sucre, Romero, Luter King y llevaron a la muerte a Bolívar y como fieles herederos de aquellos, los de hoy vienen por Chávez para intentar repetir la historia.
Numa nos permite con sus bellas reflexiones abrigar la esperanza de que aquí se rompa esa especie de maldición que tantas veces ha frustrado la posibilidad de que se imponga la justicia, la paz, la igualdad y el amor que son las banderas que de manera tan efectiva, ha logrado levantar ese hombre que hoy, obligado por tanta entrega, por sus principios a su pueblo, padece los dolores del cuerpo y de su alma, pero que por la gracia de Dios y las oraciones de millones de Numa, se levantará, más pronto que tarde, para que su pueblo pueda tener la dicha de ver culminada su obra de redención, por los siempre excluidos y olvidados de esta tierra de gracia. Amén.
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