¿Qué se puede esperar de un ex chofer de autobús?

En día pasado me puse a leer artículos de opinión que se publican en Noticierodigital. Hubo uno que trató de demostrarnos que Cuba es un país subimperialista sin tener, creo, la menor noción de las categorías históricas o económicas. La Constitución de cada nación debería contener un artículo o un apéndice donde se garantice el derecho de la persona a expresar mentiras que produzcan risa y no arrechera, porque la risa –según el camarada Marx y es cierto- es una forma de crítica. En verdad, sin ofender a nadie, hay opiniones que producen risa porque fácilmente se descubre el saco de mentiras que lanzan como abono a sus ideas muy mal concebidas.

            En ese artículo se señala que los Castro le dictan órdenes a Chávez pero que a Maduro se las dicta Ramiro Valdez. Y en otro artículo se identifica a Fidel como el Mayúsculo y a Chávez como el Minúsculo. En verdad, nada me genera ningún síntoma de odio contra aquellas personas que se burlan, humillan, ultrajan, se ríen y hasta eyaculan escribiendo contra quienes escogen como víctimas. Al fin y al cabo el filo del cuchillo, de pronto, se les devuelve contra sus propios pescuezos. Lo que sí me produce es repugnancia. Y repugnancia especial contra quienes incapacitan a las personas por no obtener grado universitario; contra las que relegan a un último escalafón a otros u otras porque no tienen un título de academia; contra los que desprecian a las personas porque no hablan o escriben  perfectamente el idioma, en este caso, el castellano. Todos los que tratan de mirar de reojo y por encima del hombro a los demás, terminan no dándose cuenta que a sus zapatos les falta lustro.

Un articulista de Noticierodigital, haciendo un análisis sobre el camarada Nicolás Maduro, llegó a la siguiente interrogante como conclusión: “¿Qué se puede esperar de un ex chofer de autobús?”. Si ese articulista se lo preguntara a millones y millones de venezolanos y venezolanas, lo más seguro es que obtenga la misma respuesta de cada uno y una de los interrogados e interrogadas: “Futuro Presidente de la República Bolivariana de Venezuela si por alguna razón el camarada Chávez no pudiese continuar ejerciéndola”. Claro, a los que se consideran cultos, que todo lo saben, que son los amos de la verdad y dueños del conocimiento, eso les resulta una respuesta de gente bruta o ignorante, incapaz y de muy baja calaña. Bueno, cada quien con su cabeza que piense lo que le venga en gana.

El ser humano debería estar hecho no sólo para él superarse constantemente enriqueciendo sus conocimientos y su experiencia sino, igualmente, para reconocer los valores, la grandeza, la superación, la inteligencia y la capacidad de los demás. Eso debe alegrarlo en vez de disgustarlo. Por eso, el socialismo le lleva una morena al capitalismo, porque mientras éste tiene por uno de sus principios el egoísmo personal, aquel se plena de humanismo y de solidaridad individual y colectiva.

A quienes piensan como ese que descalifica al camarada Maduro por haber sido chofer de autobús, le echo dos gallos contra todos juntos los que él tiene como luminarias del conocimiento en cualquiera de sus tiempos. Esos dos gallos son los camaradas Engels y Trotsky, ambos lograron ser nada más que bachiller (uno alemán y el otro ucraniano). Ninguno de los dos logró grado o título universitario. Pues aquí van los detalles: Engels, no sólo hablaba perfectamente seis idiomas sino que, al mismo tiempo, “gagueaba” en otros seis muy correctamente; fue un eminente científico en varias ramas del saber (matemáticas, economía, política, filosofía, historia o sociología, astronomía) como también tenía un dominio asombroso de ideologías como la religión y el derecho. Si eso fuese poco, tendríamos que reconocerle sus vastísimos conocimientos en el arte de la guerra y de las artes. Además fue un notable escritor. ¿Quieren más? Por ahora, me reservo otras cositas. Trotsky, fue otro eminente científico en tantas ramas como lo fue Engels o Marx o Lenin. Joven hizo aportes sublimes a la doctrina marxista, tales como el carácter de “La revolución Permanente” y la “Ley del desarrollo combinado”. Es junto a Marx los más grandes historiadores que conozca el género humano. Es el único en el mundo, hasta ahora, que pudo crear un ejército invencible en un año y así se lo dijo Lenin a Máximo Gorki y, además, dirigir una guerra victoriosa contra todos los imperialismos juntos y contra todos los guerreristas internos juntos que quisieron derrocar a la Revolución Proletaria Rusa. Por si fuera poco: un experto en análisis y conclusiones de corrientes artísticas. Además fue un notable escritor. ¿Quieren más? Por ahora, me reservo otras cositas. Por supuesto, debemos reconocer que ni Engels ni Trotsky vivieron en la isla de Robinson Crusoe, que aislados no hubieran logrado lo que conquistaron y que por encima del primero –justo reconocerlo- estuvo el camarada Carlos Marx y por encima del segundo  estuvo el camarada Vladimir Lenin. Eso, eso no se discute pero es un alto mérito incuestionable. Pero allí queda demostrado, contra el articulista de Noticierodigital, que para ser un extraordinario revolucionario, para lograr enriquecer el conocimiento y hasta para hacerse un prestigioso científico o político no siempre es imprescindible la Universidad, aunque ésta tenga mucha importancia en el desarrollo cultural y artístico de las sociedades.  ¿Cuántos que han obtenido su título universitario que en vez de poner sus conocimientos al servicio del pueblo lo hacen de manera incondicional al servicio de los mezquinos intereses que se sustentan en la explotación y saqueo al trabajo asalariado? ¿De qué valen esos universitarios para un pueblo que tiene derecho a la redención social?

Y si le parece, al articulista que descalifica al camarada Maduro por haber sido chofer de autobús, que el grado de bachiller ya es en sí académico, le tiro otro gallo puro proletario: Joseph Dietzgen, quien no siendo ni siquiera bachiller por su cuenta se formó como autodidacta y escribió interesantísimos textos de filosofía y, además, llegó a iguales conclusiones científicas sobre el socialismo que el camarada Marx. ¿Quieren más? Por ahora, me reservo otras cositas.

Y para no ir muy lejos vayamos a dos ejemplos que desmienten al articulista de Noticierodigital que descalifica, de manera miserable, al camarada Maduro por no ser universitario. En Mérida vivieron dos personajes: don Juan Félix Sánchez y don Luis Zambrano. El primero se caracterizó por ser un extraordinario arquitecto, pintor, equilibrista, maromero, titiritero, juez y hasta excelente payaso para hacer reír a la gente sin burlarse ni descalificar a nadie. El segundo, sin siquiera haber aprobado el quinto grado de educación primaria, fue un notable ingeniero en especialidades como electricidad y mecánica. ¿Quieren más? Averigüen por internet. A esos dos distinguidos personajes merideños (que no fueron universitarios) la nación y hasta el mundo les deben mucho más que a muchos graduados universitarios que se prestan para cometer fechorías en nombre del conocimiento y de la academia.

Y debo finalizar diciendo o reconociendo que en la Oposición o en los enemigos del Proceso Bolivariano hay bastantes personas que sin ser universitarias poseen un respetable nivel de conocimientos. Si un historiador marxista, por ejemplo, juzgara a los gobiernos que presidieron don Rómulo Betancourt y don Carlos Andrés Pérez por el simple hecho que no fueron graduados universitarios, no demostraría más que su verdadera y propia incapacidad para entender las realidades, las contradicciones, los cambios y las necesidades del mundo –en general- y de los países –en lo particular y, muchísimo menos, el papel del hombre o de la mujer en las luchas políticas y, lo peor, sería como hacerse de la vista gorda para ni siquiera mover ni un músculo para nada saber de los partidos políticos que pugnan por asirse de poder. Es todo.

Mientras haya alguien que escriba descalificando a sus adversarios por no poseer un título universitario, estaremos en la imperiosa necesidad de entrar bien armados, política e ideológicamente, en el inmenso campo donde se producen las batallas de las ideas.



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Freddy Yépez


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