La escasez de alimentos que aún persiste en los anaqueles de diferentes establecimientos comerciales, ha despertado una singular solidaridad entre las personas expresada a través de las redes sociales.
Son frecuentes los mensajes de celulares de familiares, amigos, diciendo: “Hay leche, pollo, harina, azúcar… en el centro comercial ‘x’. Dejan sacar de a dos por persona.” Esto no es la solución, pero creo que tampoco es mala idea en estos momentos de acaparamiento, el problema es que los buhoneros y los contrabandistas son más rápidos que los tuits y los PIN. Cuando uno llega ya hay una cola extensa de gente que sabemos no se trata de personas que como cualquiera necesita resolver la compra de la semana o de la quincena; portan paquetes de cédulas de identidad con el fin de comprar varias veces y cargar con buena cantidad de productos.
Sabemos –como lo saben las autoridades- que son en algunos casos buhoneros que se paran en cualquier esquina de Maracaibo o en Las Pulgas, en Los Plataneros, para revender los artículos a precios exorbitantes en las narices de los cuerpos polimilitares y de las instituciones del Estado encargados de controlar la situación; en otros, se trata de contrabandistas que le caen en enjambre a los alimentos con el fin de comerciarlos en Colombia.
No es difícil deducir que las organizaciones de acaparadores, mafias que juegan a desestabilizar, a subvertir la paz y el orden, a producir descontento, a que los chavistas en las colas se indignen y arremetan contra el gobierno revolucionario, mueven todo un entramado que va desde que la mercancía es procesada en las fábricas hasta los buhoneros y contrabandistas que la desaparece de los anaqueles.
No se descarta que grandes comerciantes, empresarios, esos que siempre han conspirado, por un lado produzcan los comestibles y, por otro, estimulen el desorden y el contrabando para continuar embochinchándole el ambiente al vicepresidente Nicolás Maduro.
Una situación extremadamente delicada, que preocupa más cuando no se observa control, primero porque seguimos sin obtener los artículos de la cesta básica y, segundo, porque actualmente cuando el presidente Hugo Chávez está en Cuba la revolución no se puede dar el lujo de mostrar un Gobierno débil.
Ya una amiga que analizaba la cuestión y me contaba una experiencia que vivió en un centro comercial, hablaba como el Chapulín Colorado: “¿Y ahora, quien podrá defendernos?”
Menos mal que es chavista hasta los tuétanos y estoy convencido de que nunca dejará de serlo. ¿Pero son todos como ella? He allí el meollo del asunto.
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@AlberMoran