Al "maestro" sin cariño

Guardando las debidas distancias y sin querer establecer paralelismo alguno con experiencias pasadas, el carácter amplio y democrático de Aporrea como medio noticioso y de desarrollo de la crítica, responde a los lineamientos de una prensa revolucionaria, tal como lo estableciera Lenin, por medio de la cual, los procesos políticos pueden dirigirse hacia objetivos bien definidos al hacer de la opinión colectiva una fuerza transformadora e indetenible y que solo Aporrea posibilita por ser un medio abierto y darle curso a las ideas sin censura previa.

La discusión generada en torno al caso Juanes-Bosé-Abreu ha significado un hecho de tal trascendencia en la política actual de nuestro país y para el proceso bolivariano que podría incidir, de alguna manera, en la dirección del mismo, la profundización del socialismo como meta y la posibilidad de enfrentarnos por primera vez y de verdad verdad a nuestra responsabilidad como colectivo que quiere la transformación radical de un sistema, por naturaleza, injusto. De nosotros depende.

No es de poca monta lo logrado en esta jornada de críticas (que aunque espontánea, logra un carácter de campaña) a una de las tantas casamatas de la contra revolución que parasitan el gobierno, del cual se nutren y corroen por dentro. Que ya no se realice el concierto, como el objetivo principal; que haya quedado expuesta para muchas personas la grosera asimetría del presupuesto de la cultura nacional, a favor de unos pocos; que hayan quedado los involucrados desenmascarados por la arrogancia con que han respondido a las críticas; que mucha gente se haya enterado, muy a su pesar, de las costuras que muestra el tejido de la burocracia gubernamental, es, por donde se le mire, un logro del pueblo vigilante y de su prensa libre: Aporrea

Ahora bien, de ese personaje salido de un fotograma de la famosa película de Murnau (basta con que se le preste atención a lo que ha dicho y ha hecho, dónde y con quién, para darse una idea de lo siniestro de sus prácticas), de su pupilo heredero y del filósofo iguanoide no habría mucho que agregar que no haya sido ya bien dicho por los colaboradores de Aporrea, pero del último autoinvolucrado y de su artículo, que pretende no solo echarle una mano al filósofo para sacarlo del lodazal en que se metió, insultar por mampuesto a quienes han tenido la valentía de manifestar a viva voz su rechazo a estos quintacolumnistas de la derecha internacional –de dentro y de afuera-, sino además acallar la protesta blandiendo la imagen de Chávez, como si del coco se tratara, si habría que decir algo.

No nos extrañaría que a su regreso, el presidente Chávez de un espaldarazo a estos enemigos de la revolución. Es más, hasta podría darle curso al susodicho concierto, pero eso, señor periodista, no nos quita la razón ni el sueño (como quizás a Ud. sí perder el puestico). Lo que demostraría es que el presidente se equivoca y que el poder del entramado burocrático en su entorno, es más fuerte de lo que aparenta y por lo cual hay que redoblar la denuncia. No sería la primera vez que yerra como el mismo lo ha reconocido. Y puede errar de nuevo porque es un hombre, no es un Dios como algunos lo desean. Y esto no lo decimos porque desconfiemos de Chávez o subestimemos su liderazgo, no. Es que la batalla que estamos librando está inmersa en la lucha de clases y esta es tan compleja que hasta eso puede pasar, porque esa lucha la hacemos hombres y mujeres falibles y más cuando actuamos solos. Y a veces el presidente está, más que solo, mal acompañado.

Por nuestra parte seguiremos denunciando lo que consideremos debe ser corregido, ya está bueno de silencios cómplices. Es suficiente con las solidaridades automáticas que se establece en ciertos medios, apuntalándose, cubriéndose las espaldas, tapándose, entrevistándose, justificándose unos a otros y no les importa si para ello es necesario mentir y tergiversar los hechos de la forma más grotesca. Han demostrado que no son inocentes, nada ingenuos y si poco inteligentes. (Por cierto, no confundamos inteligencia con reptil astucia)

Sigamos aporreando, preguntémonos al igual que con el Sistema Nacional de Orquestas qué pasa en la Villa del Cine, por ejemplo. O la Imprenta Nacional, ¿cómo se distribuyen los presupuestos en estas entidades? ¿A dónde van a parar esos reales? ¿A quienes en última instancia beneficia? Y no solo de las instituciones como de las personas responsables de ejecutarlos. Sigamos denunciando y peleando para que nuestra razón sea la misma de Chávez, para que se mantenga de nuestro lado en contra de los que se situaron del otro lado de la acera –que al menos bien identificados están y sabemos a qué atenernos-, pero por sobre todo para que sepa reconocer tanto zorro y camaleón que abunda en nuestras filas.

Saludos a todos.

Jutor2000@gmail.com


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Juan Torres Rodríguez


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