No quiero malas interpretaciones. Sé -porque así puede observarse- que el vicepresidente de la República Nicolás Maduro y todo el tren ejecutivo del Gobierno nacional, mantienen una lucha permanente en contra de las mafias que quieren acogotar al proceso revolucionario acaparando, especulando y aumentando el precio de los productos en general.
Pero tampoco es menos cierto, que en esa misma medida, los enemigos han redoblado sus acciones y no paran de mentir, distorsionar, manipular y arremeter con todas sus fuerzas viendo en estos momentos la oportunidad de asestarle un duro golpe al proyecto socialista aprovechando el estado de salud del presidente Hugo Chávez.
El Gobierno cuenta con el apoyo del pueblo -eso es lo más importante-, pero siendo una batalla evidentemente dura, la revolución tiene que aplicar las mejores estrategias y sumar a esta pelea sin cuartel combatientes leales y eficientes; en mi criterio, Eduardo Samán puede ser uno de ellos.
Yo no lo conozco. Lo he visto en los medios de comunicación como presumo la mayoría de los venezolanos ve a la gente del Gobierno, por lo tanto, mi opinión de Samán está estrictamente ceñida a lo que él transmitió y se percibió mediáticamente de su gestión.
De Samán nunca he escuchado ni he leído una mala referencia, sin embargo, su salida del Gobierno, por lo menos para mí, sigue siendo un misterio. ¿Qué hizo? ¿Qué rompió? ¿Con quién se metió?, lo desconozco, pero lo cierto es que cuando el ex Ministro de Comercio y ex Presidente de Indepabis lucía como uno de los hombres más efectivos y eficaces del proceso, lo cesaron de sus funciones.
Ahora se le echa de menos, porque sin querer desmeritar la labor actual del Indepabis y del Ministerio del Poder Popular Para el Comercio, cuando este funcionario estaba en plena actividad, el que se resbalaba, de verdad que le caía un samán.
La contundencia de su gestión en contra de los especuladores le valió el respeto y la admiración de mucha gente. Por ahí he escuchado que algunos lo han propuesto como candidato a la Alcaldía Metropolitana de Caracas, pero se mantiene bajo perfil. Actúa con prudencia. Habla lo necesario.
En tal sentido pienso que Samán hace falta en estos momentos cuando existen comerciantes y empresarios en un saboteo permanente, que hacen daño, mucho, mucho daño, golpean duro el estómago de los pobres y la pelea contra ellos es feroz.
El objetivo debe ser sumar esfuerzos. Y Samán seguramente conserva una buena experiencia que se adicionaría a la incansable labor que hacen los camaradas que enfrentan esta devastadora ola especulativa y conspirativa que lleva a cabo la oposición.
A lo mejor peco de ignorante con esta propuesta, pero repito, según lo que nos mostraron los medios de comunicación acerca de él, Samán está preparado para quitarle la pajita de la oreja a los “hambreadores” del pueblo y enfrentarlos sin vacilaciones.
Por lo menos, con Chávez nunca se vio “arrugar”, aunque obviamente eran otras circunstancias.
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