Hugo Chávez, Hugo amigo, con este vacío tan hondo que nos queda en el pecho y el espíritu a quienes comprendimos tu legado, nos queda sólo una forma de rendirle tributo: agradecerle y hacer. Agradecerle a través de acciones, de seguir su ejemplo, de seguir andando el camino hacia la construcción del socialismo. ¡Que nadie más repita frases como estas sólo por decirlas!
Las razones para agradecerle por siempre son muchas mi Presidente. Si, han sido muy importantes las medidas adoptadas para garantizar que nosotros, el Pueblo de a pie, dispusiéramos de los derechos que nos habían sido negados durante lo que Usted nos enseñó fue una mal llamada “democracia”; y aunque acceder a bienes y servicios son condiciones necesarias para alcanzar la justicia social, no fueron sus principales aportes para la construcción del nuevo y mejor país que hoy tenemos.
Mi agradecimiento eterno es por su más profunda enseñanza. Por fortalecer nuestro autoestima y recordarnos que somos protagonistas de nuestros destinos y capaces de ser y de hacer; que nuestros derechos nadie puede vulnerarlos por más que alguien pudiera atreverse a ello; que las respuestas a las grandes de dudas sobre el qué, porqué y cómo hacer para construir nuestro presente y futuro las llevamos por dentro y están en nuestra historia; que el dónde, cuándo y cómo hacer la Revolución nada tienen que ver con sitios o momentos específicos sino con la existencia de inequidades; que el criterio para definir y aplicar una política social no es el saldo político que se obtenga sino la justicia y felicidad que se genere; que el amor por la Patria Grande es el mayor amor posible y el motor para impulsar nuestras acciones en momentos de fortaleza y también en momentos de profundo dolor como hoy. En resumen, que en medio de un mundo carcomido por los más bajos valores que impone el capitalismo, es posible vivir en el camino del humanismo, del más profundo amor por el prójimo. Malas noticias para quienes el término genera prurito: eso es el socialismo.
Hugo Rafael, amigo eterno: gracias por devolvernos la fe en nosotros, por alumbrarnos el camino que nos lleve a hacer realidad ese otro mundo posible del que mucho se hablaba pero por el que poco se hacía. Gracias por allanarnos la ruta hacia nuestra liberación e independencia. Gracias por significarnos un nuevo nivel de amar. Gracias, eternas gracias mi amado Chávez.
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