Ya ese ser Gigante cumplió. Chávez, le devolvió al país el bien mas preciado que tiene una República “La Independencia Nacional”. Soberanía entregada por las élites políticas durante la 4ta. República. Así, el país fue sometido a los grandes intereses de la Banca y grupos monopólicos internacionales. Vergonzosamente sometida a los intereses geopolíticos del Imperio Norteamericano. Convertidos en parias, la Oligarquía criolla se alineó con esta política de entrega, esa Oligarquía Criolla se dedicó a sacar del país, los capitales que nunca fueron capaces de generar. Todo esto, fueron las causas que generaron el 27 de febrero del 89 y la rebelión del 4 de febrero del 92.
La grandeza de Chávez, fue reconquistar esta soberanía entregada. Como decía el Presidente Chávez, una soberanía necesaria para dar los pasos que requieren y exige el camino para conquistar el desarrollo tecnológico, la independencia económica y el crecimiento industrial.
Ahora bien, si este es el camino que queremos, si este es el camino señalado como el necesario, para sostener todos los avances que en materia social alcanzó el gobierno del Presidente Chávez, entonces tendremos que prepararnos para la confrontación, para los conflictos y para duras batallas.
La primera batalla es hacia nosotros mismos. Enfrentar todos los mecanismos en que se fundamenta el Sistema Capitalista, como es la promoción de valores individualistas para convertirnos día a día en hombres y mujeres egoístas. Tendremos que combatir esa burocracia perversa, ineficiente y corrupta que abunda en nuestro país. Tendremos que aprender a reconocer nuestras limitaciones, deficiencias, falta de disciplina en nuestra sociedad. Finalmente, la gran batalla por la Producción y la eficiencia.
En este último caso, se tendrá que definir el modelo de desarrollo económico e industrial que fortalezca esta revolución. Porque, frente a los avances de nuestro proceso, en cuanto al incremento de la capacidad de consumo de nuestra población más pobre, y ante el fracaso rotundo de la empresa privada para cubrir esta demanda, tenemos que proponer un Modelo alternativo un modelo socialista.
El fracaso de la empresa privada en materia de producción, ha sido utilizada por la oligarquía para atacar a nuestro proceso. Pues bien, hábilmente los medios de comunicación se los han endosado a la revolución. Hasta ahora, la fortaleza del proceso revolucionario ha podido soportar el costo político que hoy día representa, el desabastecimiento de bienes y servicios.
Es de vida ó muerte para la revolución, cubrir el incremento de la demanda interna de bienes y servicios. Mas aún, requiere de una producción que sea destinada a la exportación para los países hermanos. Pero recordemos, la oligarquía no se suicida. Por tanto, no incrementará la producción, seguirá apostando por el desabastecimiento y la anarquía. Recordemos lo que repetía Chávez: “No se puede contar con las armas melladas del capitalismo”.
¿Qué hacer?. ¡Contraatacar!, de nuevo otro consejo de Chávez: El Golpe de Timón ¡Avanzar y profundizar el proceso!. Si la burguesía no quiere ó no es capaz de incrementar la producción, tendrá que hacerlo el proceso. Es decir, alargarnos los pantalones, y dar ese gran paso, decidir definitivamente sobre la propiedad de los grandes centros de producción.
En fin, estará en las decisiones de nuestros dirigentes, en nuestras manos, en nuestras capacidades, en nuestras fortalezas, en los sacrificios que estemos dispuestos a ofrendar, poder lograr ese sueño del Presidente Chávez, y el de todos los venezolanos. Una Venezuela Potencia.
Ing.
rafaelmontes61@gmail.com