Urgente: Al Comando de Campaña Hugo Chávez Frías

Acabo de ver en un reportaje de televisión a nuestro candidato manejando un autobús en medio de un mar de gente, mientras recibía papeles, respondía saludos, miraba a la distancia, conversaba con quienes tenía a su lado y atendía la palanca de velocidades, el volante y los pedales de embrague y freno. Pese a admirar la destreza que significa hacer todo eso al mismo tiempo y constatar el apoyo afectuoso de la gente, me asaltó, sin embargo, un cierto sentimiento de angustia que quiero compartir con ustedes.

¿Ustedes se imaginan la catástrofe que significaría que el candidato de la revolución atropelle con un autobús a alguna persona de las miles que acuden a recibirle en su campaña electoral? Pues, ¡piénselo y sentirá un escalofrío aterrador! Primero, por supuesto, sientan el daño que se le ocasionaría a la víctima y a sus familiares. Segundo, en el plano político, vean lo siguiente: Si la persona resulta herida –sea esa herida leve o grave- el efecto propagandístico de la derecha sería demoledor y su aprovechamiento, incalculable: ¡Ni siquiera sabe manejar un autobús! Si la persona resulta muerta –además de las consecuencias jurídicas concretas, cárcel incluida- significaría la liquidación de la candidatura de Maduro y la imposibilidad de sustituirlo por otro candidato.

¿Tal situación catastrófica es posible? No sólo es posible sino que esas probabilidades de ocurrencia son superiores a las normales.

Como accidente: Lamentablemente no soy experto en cuestiones de accidentes automovilísticos. Pero el sentido común dice que, en condiciones normales, la conducción de un autobús está sujeta a las destrezas del conductor, a las condiciones mecánicas de la unidad, a las condiciones de la vía, del tráfico y del clima y a situaciones inesperadas que pueden ocasionar un accidente (destrezas de otros conductores, borrachos en la vía, carga que cae de otro vehículo en marcha, etc., etc.). Una irregularidad en cualquiera de estos factores puede ocasionar un accidente. Ahora imagínense por cuanto se multiplican esos riesgos conduciendo un autobús en medio de una gran concentración humana y, además, el conductor tiene que responder a los saludos y la atención de miles de personas mientras evalúa y resuelve todos esos riesgos. ¿Qué eso ya lo ha hecho nuestro candidato, quien a todas estas es un excelente conductor? Sí, es verdad. ¿Pero quién puede garantizar que contra todo evento no pueda ocurrir un accidente?

Como conspiración: Tenemos la experiencia de que sectores de la oposición han hecho en el pasado toda clase de locuras para sacar del gobierno a las fuerzas bolivarianas y donde no se han distinguido precisamente por la nobleza y un escrupuloso respeto ni a la gente ni a las instituciones. ¿Es descabellado pensar que un grupo concertado, al paso de la caravana, simulando alguna confusión, empujen a un inocente ciudadano a las ruedas del autobús o, una escaramuza parecida que mis limitados conocimientos sobre el asunto no me permiten imaginar?

Maduro es este momento el hombre más importante de la Revolución y no debemos crear situaciones que lo coloquen en riesgo. No necesita demostrarle a nadie que puede manejar un autobús, cuestión que por lo demás lo atestigua su experiencia sin manchas en esa labor y las oportunidades recientes en que ha manejado un autobús para llevar damnificados a sus nuevas casas o cuando dio inicio a la campaña. Pero, hasta ahí.

Concentrémonos en el mensaje y el contacto con la gente!

rhbolivar@gmail.com




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Rafael Hernández Bolívar

Psicología Social (UCV). Bibliotecario y promotor de lectura. Periodista

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