El control de cambio surgió en el 2003, luego del golpe de estado del 11A y el criminal sabotaje petrolero perpetrado por la oposición golpista, como una medida necesaria para evitar la fuga masiva de capitales y el colapso de la economía. Habiendo cumplido ese papel durante una década, hoy muestra señales inequívocas de agotamiento que reclaman su revisión más allá de lo coyuntural, identificando las debilidades estructurales que han permitido su perforación por las mafias cambiarias.
El SITME, recientemente sustituido por el SICAD, fue creado para permitir la adquisición de divisas a través de la negociación de títulos de la deuda denominados en dólares y pagaderos en bolívares, con el fin de controlar el mercado permuta y reducir el alcance del mercado paralelo, buscando estabilizar el tipo de cambio. Al eliminarlo recientemente, el BCV reconoció que éste ya no cumplía con su cometido.
A pesar de las leyes aprobadas por la AN para castigar los ilícitos cambiarios, ha persistido el fraude por sobrefacturación y una especulación comercial obscena. No ha sido suficiente el despliegue del INDEPABIS y del SUNDECOP, para evitar que la voracidad especulativa carcoma el bolsillo de los consumidores.
La reciente devaluación reducirá temporalmente el déficit fiscal, aunque también incrementará la inflación. Empero, si se mantiene el actual modelo de control de cambio, el factor especulativo cambiario seguirá determinando la formación de los precios, debido al peso que en ellos tiene el valor de las importaciones. Por ello es necesario su replanteamiento, para enfocarlo hacia el control integral del comercio exterior, apoyándose en la banca pública especializada con facultad para monopolizar la intermediación financiera con divisas, sobre las operaciones de importación y exportación. Hay que darle un golpe certero a las mafias que especulan con el dólar, mediante un control más eficiente del flujo de divisas, para que éstas se apliquen al desarrollo productivo y a la ejecución del Programa de la Patria. Ahora, bajo la conducción de Maduro, quien el 14A será legitimado por el pueblo como el timonel de la Patria Socialista en construcción que Chávez nos legó.
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