En el reciente acto de la farándula en apoyo a Capriles Radonsky, factura del marketing electoral propio del momento (que lo hay de este lado también, como sugiere Nicmer Evans en un polémico artículo que comparto en su esencia), el rechoncho y canoso Leonardo Padrón, escribidor de culebrones televisivos, en un lóbrego escrito, ignorando el sentimiento de los millones de venezolanos y venezolanas que apoyamos al compatriota Maduro y en el intento de elevarse a la categoría de “intelectual” que injustamente se le atribuye, recurrió a la manoseada cita del poeta norteamericano Ezra Pound “Los artistas son las antenas de la raza”.
Ni idea de a que cuento viene la cita, además del barniz de “culto” con que Padrón quiso revestir su panfleto para contrastar con tanta balurdería expresada por otros, también elevados inapropiadamente a la categoría de artistas (Norkys Batista ¿actriz? ). Pound es, sin lugar a dudas, una de las figuras cumbres de la poesía del siglo XX. Sin embargo, en asuntos políticos, las antenas solo le sirvieron para apoyar irrestrictamente a Mussolini y estar, durante 4 años, lanzando proclamas por Radio Roma a favor del fascismo y el antisemitismo. La “raza” a la que se refiere la cita (y Padrón) no es otra que la raza como la concebía el nazismo. Veamos una intervención radiofónica de Pound, en mayo de 1942, en la que, entre loas, describía e interpretaba el Mein Kamp de Adolfo Hitler, “ Ése es el primer punto del programa nazi. Críen bien y preserven la raza. Críen a conciencia, es decir críen para obtener ejemplares auténticos, y conserven lo mejor de la raza. Conserven los mejores elementos”. El precario nivel informativo de Padrón y sus fracasadas ínfulas de “intelectual” lo llevaron a develar involuntariamente las fuentes ideológicas de la candidatura que apoya.
Leamos un poco más, en otro panfleto increíble del 2012, al Padrón este, en una retahila tragicómica de lugares comunes y pendejadas, con las que intenta convertir a Capriles en un héroe mitológico:
“El recibimiento es frenético. Hay un desespero por verlo, tocarlo, entrar en su campo visual. La multitud genera un apiñamiento peligroso. Siento que me aplastan por detrás, por los costados, mi cuerpo va de un lado a otro, pierdo el rumbo, me arrastra la corriente, mis lentes se salen del bolsillo, los atajo a última hora, arrecian los empujones, los gritos, el delirio. A Capriles lo manosean, lo estrujan, lo halan. Todos somos como bultos chocando contra las piedras de un río esquizoide”. (Esquizoide, o sea, disociado pues... Otro acierto involuntario del escribidor).
“Capriles aparece como una exhalación y se oye el rugido de la multitud. En la tarima hay más gente que posibilidades, pero logró conseguir una rendija minúscula. El impacto es absoluto”. (“Exhalación”... ¡Je je je! Que ocurrencias la de este Padrón...
“Capriles camina emocionado hacia el Cristo. Una mujer, que reza de rodillas, lo ve de soslayo y se hace la señal de la cruz: ´¡Esto es un milagro!´ Él va hacia el rincón más oculto. La imagen que veo me conmueve. Allí está, a los pies del Santo Cristo, con la cabeza gacha, tocándolo, en actitud de absoluto recogimiento, íngrimo. Sentí al país entero en ese rezo. Puede suponer uno –sin temor a equivocarse– que oraba por la suerte de un destino decisivo”. (¡Solo la misericordia divina, por ser infinita, podrá perdonar tamañas cursilerías y el ramplón sacrilegio del escritorzuelo Padrón, devenido en propagandista electoral!)
¿No creen quienes leen que el “intelectual” de marras haya escrito eso? Ciertamente cuesta. Pero lean semejante vaina ustedes mismos en http://www.el-nacional.com/
Lo del poeta norteamericano terminó en tragedia, pues su traición le costó el confinamiento en un sanatorio para enfermos mentales durante más de una década y la repulsa de muchos, que aún no entendemos como tal genialidad estuvo al servicio del poder en su faceta más oscurantista. Es una tragedia, en tanto implica el salto al abismo de un ser de talento excepcional. La mediocridad política y literaria asalariada del escribidor venezolano, tan solo llega a ser una farsa, posible solo por las gratificaciones económicas de la ignorante burguesía venezolana y el clan Granier, así como por la adulancia de la farándula resentida por el fin de RCTV que lo considera un “intelectual”. Lo de Padrón es farsa, puesto que remite a un escritor de chapuzas, a un aspirante a literato del montón, que persiste en brincar nuevamente al chiquero de donde nunca ha salido.
Colofón. Valga esta inofensiva pero importante corrección, Nicmer. En tu escrito a propósito (http://evansnicmer.blogspot.
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