Hasta las piedras saben que lo disputado en Venezuela el 14 de Abril es muy importante y tendrá su impacto no solo en el país, sino en toda la región y el mundo. En el país se debaten dos modelos profundamente antagónicos. El pueblo decidirá entre continuar con el legado del Comandante Chávez y profundizar la revolución para alcanzar la máxima soñada por los socialistas: producir y distribuir las riquezas para el pueblo “de cada quien según su capacidad y a cada cual según sus necesidades” o volver al pasado, restaurar el viejo modelo representativo y entreguista de la burguesía parásita venezolana.
Las inmensas reservas petroleras, gasíferas y auríferas de Venezuela, su ubicación geopolítica, pero también su ejemplo de rebeldía antisistema la convierte en un país de extrema importancia geopolítica y estratégica no sólo para todas las fuerzas de izquierda de la región, sino también para Estados Unidos. Luego de la misteriosa muerte del Comandante Hugo Chávez a causa de un cáncer muy agresivo –por las últimas revelaciones, cada día cobra mayor fuerza la hipótesis de un cáncer provocado o inoculado por los servicios secretos estadounidenses- todos los movimientos y declaraciones políticas de los voceros del Departamento de Estado de Estados Unidos y de sus lacayos de la derecha venezolana presagian escenarios violentos. Algunos analistas hablan sobre la activación de la segunda parte de aquél plan de agresión ya conocido que consiste en la “desestabilización política del país con la mayor reservas petrolíferas del mundo, para dar pretextos a una intervención extranjera bajo el vulgar pretexto de la “responsabilidad de proteger” y que termine por imponer una “junta de transición” en el país.
Estados Unidos ha logrado imponer sus intereses en el mundo por la fuerza y la manipulación de los organismos internacionales, pero Venezuela ha sido una piedra muy difícil de roer. El arrogante y prepotente imperio estadounidense no descansará hasta destruir la Revolución Bolivariana. Sus descaradas acciones criminales e injerencistas en el mundo, y particularmente contra Venezuela, presagian nada bueno. La promoción de conflictos internos contra gobiernos soberanos y progresistas en África y el Medio Oriente, y el sometimiento de aquellos pueblos por gobiernos serviles a los intereses euro-estadounidenses han sido parte también de la historia reciente que pretenden reeditar en Venezuela, pero les ha sido muy difícil hasta ahora. La Venezuela bolivariana, independiente y descarrilada para ellos ha sido extremadamente respetuosa de los derechos humanos, de las libertades políticas y de presa al punto que raya el libertinaje.
Equivocadas apreciaciones.
Algunos desde la izquierda califican de tonto al candidato de la ultraderecha venezolana, Enrique Capriles Radonsky, por aceptar y someterse a su previsible sepultura política “definitiva” porque perdería nuevamente en las próximas elecciones presidenciales del 14 abril. Algunos compañeros piensan que los partidos tradicionales de derecha (AD y COPEI) aprovecharían esta oportunidad para terminar por sacarse “la piedra en sus zapatos” que representa Primero Justicia PJ para los viejos partidos de la Cuarta República, y esperarán por otra oportunidad futura, o por el desgaste de la revolución para enfrentarse al futuro candidato de los rojos. También están quienes piensan que los más ultrosos de PJ y sus aliados buscarán desestabilizar el país para solicitar una intervención extranjera.
Muchas razones poseen nuestros camaradas, pero es muy ingenuo y simple este análisis.
La Revolución Bolivariana no enfrenta simplemente a la burguesía parásita representada en sus payasos inscritos en los partidos tradicionales de la cuarta república, ni mucho menos en los hijos políticos de estos: PJ, Nuevo Tiempo, Voluntad Popular etc. Ellos no son su mayor amenaza. La Revolución Bolivariana enfrenta al mismo dueño de aquel circo: al imperialismo estadounidense, quién interviene en el juego político interno del país a través de sus lacayos representantes de la derecha veniezuela.
Los enemigos de la Patria son conocidos por su irresponsabilidad política hartamente demostrada en los últimos 14 años. Si Capriles Radonsky aceptó entrar en esta contienda política es porque tiene seguridad de algo. Es por ello que en nuestros análisis toma dos escenarios distintos al anterior: uno impredecible por todos, y otro apuntando al después.
El primero, es el retiro del candidato de la ultraderecha de las elecciones presidenciales, aunque esta posibilidad parece ya descarta. El Segundo, viene acompañado con las declaraciones del Departamento de Estado en voz de Roberta Jackobson, también por las últimas palabras de Aveledo, Marquina y Machado quienes continúan desacreditando al sistema electoral venezolano buscando calentar las calles, generar escenarios de violencia y muertes, antes y luego del resultado electorales para cantar finalmente “fraude”. Todo esto sería secundado por los medios de la tergiversación nacional e internacional, acompañados con levantamientos civiles y militares.
El desenvolvimiento de los acontecimientos futuros podría escapar de las manos de sus provocadores responsables y hacer que la violencia termine por imponerse para así buscar una la intervención extranjera justificada en “proteger a la población civil”, “proteger los intereses de Estados Unidos”, “calmar” al país y acabar con la “ilegitimidad” del proceso. Pero este escenario, aunque soñada por los más ultrosos reaccionarios, sería muy difícil que ocurra debido a la vocación pacífica de la mayoría del pueblo venezolano y la acción de los organismos internacionales UNASUR, CELAC y ONU (veto de China y Rusia) que buscarían evitarlo. Este escenario no sería de mucho provecho político para Estados Unidos.
El gobierno revolucionario ha prendido todas sus alertas y se prepara para cualquier escenario. Todos sus voceros y líderes populares han hecho imperativos llamados al pueblo para no caer en las provocaciones y violencias que solo convienen a intereses desestabilizadores. El gobierno bolivariano debe seguir indagando y develando los planes para neutralizarlos a tiempo, todo a favor de la estabilidad de la Patria y la protección del voto soberano de nuestro pueblo venezolano que está decidido a continuar la construcción del socialismo con Nicolás Maduro, hombre del pueblo, un Camarada integro, hijo de nuestro Chávez.
Pero el imperialismo es paciente y evita cometer errores y desgastarse en el inmediatismo propio del desespero. Aunque si bien es cierto que existen grupos incontrolables quienes pretenden incursionar en los escenarios de la violencia y planean el asesinato del Candidato de la Patria, Nicolás Maduro, por lo general se impone entre ellos los más pensantes que apuestan más al desgaste de la Revolución Bolivariana.
La derecha busca calentar las calles para mantener movilizados a sus bases sociales disociadas. El verdadero plan es destruir poco a poco, y desde dentro, a la revolución. El imperialismo y sus lacayos esperan el poder en bandeja de plata bien sea por medio del proceso revocatorio (a escasos 3 años) o el fin del periodo presidencial de 6 años. El desgaste permitiría desintegrar el ejemplo y legado de la Revolución Bolivariana y del Presidente Chávez por mucho tiempo y sin necesidad de sangre. Así el Poncio Pilatos se lavaría las manos en agua y no en sangre. Algo parecido a lo ocurrido en la URSS.
El imperialismo y su canalla burguesía parásita saben que perderá su candidato y se impondrá la voluntad del pueblo, por ahora, pero se mantendrán activos para acelerar el desgaste de la revolución. Los 6 millones de enajenados que cuenta la derecha es una cifra muy importante a considerar por la izquierda.
Queda de los revolucionarios, de la izquierda venezolana, de la región y del mundo evitar que la perdida física del Comandante Chávez se convierta, más adelante, en la perdida de la Revolución. Al Comandante lo mantendremos vivo y revolucionando al mundo en la medida que nosotros, sus hijos, profundicemos la revolución, rompamos con el oportunismo, la ineficiencia y construyamos más socialismo. Las ideas de nuestro Padre Patrio se perpetuarán en los corazones y de los pueblos del mundo.
Hoy más que nunca decimos Patria o Muerte, Venceremos!
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