A cuatro días de las elecciones, la totalización de todos los votos confirma lo ya oficializado por el CNE. El compatriota Nicolás Maduro Moros, es el presidente Legítimo y constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, y sigue a toda marcha en pleno ejercicio de sus funciones.
Como es conocido por el pueblo venezolano, y la población del planeta entero, no se trata de la mayor ventaja obtenida en las elecciones presidenciales más recientes, pero cerca de un cuarto de millón de votos constituyen en cualquier país y en cualquier elección, una victoria clara y consistente.
La conducta asumida por Enrique Capriles, sus aliados, asesores y apoyos de la reacción internacional, principalmente el Partido Popular, el presiente OBAMA y el capital transnacional, ya había sido tomada y anunciada desde antes de los comicios: tratar de deslegitimar los resultados electorales, comenzando por desconocer al árbitro electoral (CNE), al grito de FRAUDE, FRAUDE, FRAUDE; y creando una sensación de ruido y agitación, para crear la sensación de caos nacional por la fraudulenta alharaca de fraude. El gran objetivo: convertir en resultado electoral en lucha por el poder sea como sea.
Ninguna evidencia seria ha sido presentada, ni solicitud alguna de revisión de mesas con pruebas por delante ha sido formulada, hasta el día de ayer. En sentido contrario, todos los acompañantes internacionales han dado público testimonio de la pulcritud de los resultados, ratificando su reconocimiento del sistema electoral venezolano como uno de los más transparentes, si no el que más, de todo el orbe.
Como corolario de tal pulcritud, se ha hecho público y notorio, que la ley electoral venezolana ha establecido que, apenas concluido el acto electoral, con presencia de todos los factores, 54% de las urnas donde reposan las papeletas depositadas por los votantes, luego de confirmar que estas expresan la decisión que cada uno tomó frente a la máquina de votación; sean abiertas y escrutadas. Lo cual ocurrió sin que haya sido anunciado un solo caso de error, que de haber ocurrido nada significaría. El porcentaje indicado es el más elevado que se conozca en proceso electoral alguno.
No obstante, la posición de la reacción interna y externa, de la que Capriles es un simple vocero, en algún momento desechable, ha sido la de gritar FRAUDE, FRAUDE, a los cuatro vientos, por los medios electrónicos, a través de las agencias de noticias, reiteradas declaraciones, y orientar a quienes por él votaron a hacer mucho ruido y en algunos casos a tomar la calle, la mayoría de las veces en los lugares donde viven; mientras simultáneamente comandos previamente adiestrados y con objetivos previamente definidos, se han lanzado a acciones de quema y destrucción.
Por manos de estos “comandos”, algunas sedes del PSUV, Centros Diagnósticos Integrales (CDI) y el personal que se encontraba en su interior, instituciones públicas que prestan servicios públicos como la electricidad en algunas entidades, fueron agredidas y hasta abaleada, en una gesta de barbarie que pretende ser vendida como protesta. Ridículos.
Lo más deleznable, los grupos paramilitares, actuando directamente o dentro de algún núcleo de manifestantes que han fanatizado con sus mentiras, han apelado al crimen, al asesinato. Hasta este momento 8 compatriotas han sido asesinados, muchos otros heridos, y algunos en estado de suma gravedad. No han podido ni podrán presentar una sola prueba de que nuestro proceso electoral no haya sido limpio, transparente y confiable, lo que si pueden presentar, y no hay manera de que lo oculten, son sus manos ensangrentadas.
Mentira y sangre, es el rasgo principal de la política que adelantan. El único fraude es la acusación sin base alguna que formulan, consciente y taimadamente, valiéndose de la difusión cómplice de los medios de comunicación de siempre.
Para cumplir su faena, se han llevado por delante a la Constitución Nacional Bolivariana y todo el sistema legal venezolano, violando incluso el más preciado de los derechos universales, el derecho a la vida. En su camino han pretendido, incluso, hacer las veces de poder electoral. Esas acciones, esa línea de conducta miserable no puede quedar impune. Deben pagar legalmente por sus desmanes.
No obstante la nueva victoria, los sectores revolucionarios y el pueblo bolivariano tenemos el deber, de hacer una profunda evaluación política de los resultados y sus causas. Sin temor, con frescura. Con seriedad revolucionaria. La revolución bolivariana debe ser profundizada, la democracia participativa y protagónica como su eje político debe ser profundizada. La economía nacional debe ser transformada.
El método con naturalidad y sin estridencias, está sobre la mesa. Lo que nuestro querido presiente Chávez llamó primero las 3R y luego las 3R al cuadro. Vamos, profundamente unidos a abrir una nueva etapa de reimpulso y éxito revolucionario en todos los terrenos. Eficiencia en todo.
Nicolás Maduro PRESIDENTE LEGITIMO
CAPRILES TU LENGUA ES EL FRAUDE. Fraude para conspirar
DEFENDAMOS LA LEGALIDAD BOLivariana. CASTIGO PARA LOS CULPABLES