El 14 de abril de 2013 se escribió con tinta de gloria, una nueva página en la historia política de nuestro país, pues se realizó una nueva elección popular, a través del sufragio de millones de venezolanos que acudieron a los centros electorales para ejercer su derecho al voto, reafirmando así, el carácter democrático del actual proceso político de la nación encabezado ahora por el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro, quién asumirá la enorme responsabilidad de seguir guiando a esta Patria por el sendero socialista y bolivariano con el legado histórico de nuestro Comandante eterno Hugo Chávez.
Como era de esperarse, la ultraderecha fascista que integra la oposición venezolana decidió no reconocer los resultados, porque supuestamente "hubo fraude". Aunque ellos mismos saben que es una mentira del tamaño del sol, resulta un argumento increíblemente absurdo cuando hablamos del sistema electoral más transparente del mundo, reconocido internacionalmente, y que incluso ha servido para que estos mismos personajes sean elegidos en los cargos que hoy ocupan de una manera sumamente deficiente e incapaz.
Haciendo un análisis político con respecto a esta situación, sabemos que la oposición decidió no reconocer los resultados, porque sencillamente quieren desestabilizar el país con el fin de llegar al poder por la vía anticonstitucional, utilizando la indignación de los electores opositores que durante una feroz campaña mediática fueron alimentados con el veneno del odio y la idea ciega de creerse vencedores. Sabemos la poderosa influencia que tienen los medios de comunicación en las grandes masas, ya que produce a través sus mensajes propagandísticos creados por los diferentes laboratorios de guerra sucia, una especie de dominación de las mentes de quienes los siguen, y logran captar la atención de ese público, que someten a una ignorancia estructural del actual contexto político, con el fin de mantenerlos subyugados a sus intereses macabros, de manera que puedan servir de peones en su ajedrez fascista.
Ese veneno desmedido de odio impulsado por la vía mediática, fue inyectado en las débiles y vulnerables mentes de los opositores que se creyeron el cuento absurdo del fraude y que en símbolo de "protesta" salieron a quemar los CDI que representan un inmenso beneficio para la mayoría del pueblo venezolano, que históricamente fue excluido del sistema de salud porque al modelo capitalista no le parecía una práctica rentable para su economía. También quemaron casas del PSUV, incendiaron vehículos, persiguieron dirigentes políticos del chavismo y asesinaron a ocho compatriotas que solo querían la paz del país. Así es como actúa esta derecha genocida y fascista, asesinan, queman, destruyen, desestabilizan, y luego nos vienen a vender un discurso gastado de "tolerancia, respeto, paz y unión". Definitivamente son unos profesionales del fascismo, el cinismo, el descaro y la falta de ética y moral.
Todas estas prácticas fascistas representan la cara visible de un golpe de estado planeado por la derecha venezolana subordinada a los intereses económicos y políticos del imperio norteamericano. Sin duda están tratando de articular una salida anticonstitucional, tal como sucedió aquel 11 de abril de 2002, cuando lograron asaltar el poder político, secuestrando a nuestro Comandante Chávez y autojuramentándose de una manera totalmente antidemocrática; pero se han encontrado con un pueblo que ha madurado y que no se va a dejar quitar la Patria por estos nefastos politiqueros asesinos.
A pesar de los lamentables sucesos ocurridos en nuestro país en los últimos días, hemos derrotado al golpe en su primera etapa, pero aún debemos estar pendientes, porque la oposición antidemocrática no va a descansar hasta lograr sus objetivos. Tienen un golpe suave debajo de la manga, quieren la confrontación de pueblo contra pueblo para crear un clima de violencia e inestabilidad. Están apostando por una guerra civil que provoque miles de muertos para una posible intervención extranjera. Su libreto es conocido, por lo cual debemos estar sumamente alertas ante cualquier irregularidad.
Ahora, estos seis años que tenemos por delante son cruciales para el futuro de esta Revolución, por lo cual tenemos el compromiso histórico de seguir avanzando por los caminos del socialismo bolivariano del siglo XXI con el legado ideológico y ejemplo emancipador de nuestro Comandante supremo, profundizando aspectos vitales como la seguridad y la eficiencia. Desde nuestra convicción revolucionaria debemos desarrollar a la nación en todos sus ámbitos, a través del Plan de la Patria, testamento político del líder inmortal Hugo Chávez y además tenemos como tarea encomiable seguir impulsando la participación popular en todos los sectores de la sociedad venezolana, creando mecanismos e instancias que le otorguen al pueblo el poder político necesario para garantizar una democracia participativa y protagónica enmarcada en nuestra constitución nacional.
La Revolución debe seguir promoviendo la cultura popular y la educación liberadora al pueblo, para que los ciudadanos sean capaces de tener criterios propios. que lo ayuden a ser copartícipes de la construcción de un sistema político donde no estén subyugados a los intereses extranjeros, por lo cual debemos seguir creando consciencia en todos los sectores de la población, pero más que todo en nuestra juventud, que debe fungir como agente creador y transformador dentro la sociedad venezolana, siendo garantes del actual proceso político de la nación. Es ahora cuando tenemos la ineludible responsabilidad de profundizar la Revolución en todos los aspectos, para darle a nuestro pueblo la mayor suma de felicidad posible, tal como lo soñó nuestro Libertador Simón Bolívar. Hoy tenemos Patria y un pueblo dispuesto a ser libre, y junto al legado y ejemplo de nuestros próceres independentistas y nuestro Comandante eterno Hugo Chávez, vamos a seguir avanzando por el sendero socialista, y ningún interés fascista nos va a detener! ¡Viva la Patria libre y soberana!
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