La noche del domingo 14, apenas el Consejo Nacional Electoral informó oficialmente de los resultados irreversibles, como ha sido su práctica en todas las elecciones presidenciales, se produjeron las primeras reacciones, de palabras y de hechos violentos. No es nada fácil ofrecer un inventario.
Una casa del Psuv en Puerto La Cruz fue incendiada y otra en Táchira atacada; asedios agresivos a nueve locales del CDI y de varios CNE regionales; asedio a las residencias de la Dra. Tibisay Lucena y de William Izarra, y ataques a tiros al hogar de un gerente de Pdvsa en Zulia; sabotaje en el Hospital de Niños J. M. de los Ríos; incendio y destrucción de tres viviendas de la Gmvv en Upata (Bol); acoso a medios comunitarios en varios estados. En todos esos casos, los ataques fueron contra chavistas e instalaciones públicas, aunque hubo intentos de ataques a casas de AD y de Copei.
En cuanto a los muertos, el Gobierno suministró esta lista: Keller Enrique Guevara (PN, en Tach); Hender J. Bastardo (Suc); Luis E. García Polanco (Zul), José Ponce Ordóñez (Mir), Henry Rangel La Rosa (Tác), Rosaris del Valle Reyes (Mir) y Rey David Chacín (menor de edad).
Habría que añadir a Johnathan Hernández, Enrique Guzmán y Ender Agreda, en la lista del TSJ, y a Luis Velásquez Arias (DC), Anthony Veliz (Var) y Carlos Castillo (Car), de una recopilación de este diario (martes 16).
Ahora restan los compromisos de la fiscal Ortega Díaz, quien anunció que están abiertas 161 investigaciones, cuyos resultados espera todo el país, y el de Luisa Estela Morales, presidenta del TSJ, quien garantizó que no habrá impunidad.
Confiamos en que será así, que los autores materiales o intelectuales de esos crímenes serán castigados.
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