Cuando un niño malcriado pide una chupeta en medio de una pataleta, y se le da, comenzará a llorar todavía más fuerte por un chocolate. Si se le da el chocolate, el chantaje será entonces para conseguir una patineta. Si se le da la patineta, querrá después una bicicleta y así ad infinitum, hasta que la petición sea tan alocada que será imposible complacerle.
En Cayendo y Corriendo mostré una conversación telefónica entre uno de los asesores copeyanos de Capriles y un incógnito, que revela lo que todos conocemos: la oposición sabe muy bien que perdió las elecciones. El problema está en que nunca jamás lo aceptará, pues ello quiere decir validar que su "líder" tiene el récord guinness de haber perdido dos elecciones presidenciales en apenas 6 meses.
De allí nace toda la pataleta de la oposición venezolana, que busca dos objetivos fundamentales: lograr que Capriles no quede mal parado y, lo peor, deslegitimar al CNE.
Me interesa sobremanera el segundo punto, pues lo considero definitivo y peligroso.
Con este jueguito del fraude, la oposición está cumpliendo el sueño de Estados Unidos: deslegitimar a un Poder Electoral venezolano que, hasta ahora, es respetado por el 70% de los ciudadanos, según lo expresan todos los últimos estudios de opinión pública.
Colocar una sombra de duda sobre el CNE, así como se está haciendo, es el primer paso para avanzar en planes de desconocimiento de la institucionalidad republicana venezolana. Todo golpe de Estado y desestabilización deben obligatoriamente pasar por la destrucción de la fe que el venezolano tiene en su Poder Electoral.
Aunque como ciudadano respete la decisión del árbitro de ampliar la auditoría técnica al 100%, debo decir que lo considero un autogol, fundamentado en la buena fe de creer que la oposición se quedará tranquila después de terminada la auditoría en cuestión. Nada más lejos de la realidad.
Lo único que busca la oposición con la solicitud de dicha auditoría es ganar tiempo. Durante ese mes se inventará nuevas acusaciones de "fraude" que nada tendrán que ver con la auditoría técnica realizada. Si tiene dudas, vea los últimos tweets de J.J. Rendón.
Tiene ahora un mes la derecha venezolana para alimentar el desconocimiento de Estados Unidos de los resultados. Un mes para insistir en que el Presidente proclamado por el Poder Electoral y juramentado por Legislativo es un "mientras tanto".
El respiro que no logró obtener la oposición con los asesinatos, quemas y guarimbas de los días posteriores a la elección, se lo acaba de dar el CNE con este mes de gracia para sus planes desestabilizadores.
Ahora, más que el desconocimiento de Maduro como Presidente, me preocupa el duro, certero y calculado golpe que ha comenzado a darle el Departamento de Estado al Poder Electoral venezolano, a través de sus actores políticos internos.
Si a estas alturas del juego, después de 18 elecciones impecables en 14 años, se nos pone a dudar del CNE, a través de operaciones y juegos sicológicos ensayados en otros países, sí es verdad que estamos fritos.
Poner en tela de juicio al CNE equivale a sentar las bases para una implosión de la democracia venezolana, paradigma en el mundo entero. Es un golpe definitivo a la democracia participativa y protagónica.
En fin, Capriles, ni la derecha, ni el Departamento de Estado reconocerán que un obrero le ganó en 10 días las elecciones al oligarca que tenía 2 años en campaña.
