La opinión publica latinoamericana y los colectivos ven con preocupación los nuevos escenarios políticos, porque grupos organizados y con adoctrinamiento militar vienen desarrollando nuevas formas de terrorismo que amenazan a las pequeñas comunidades, como a los grandes poblados. Son células madres que se vienen calzando en grandes capitales, como Caracas para pervertir el orden público y bajo una asimetría de cuarta generación interrumpir contra ciudadanos no organizados que solo influyen en sus zonas de residencia. Con una gran influencia religiosa y de psicología buscan radicalizar cualquier acto u hecho histórico para expresar su posición, ellos, solo influyen en las zonas residenciales. La idea es convencer en su accionar a través del miedo para provocar desequilibrios políticos y desestabilización.
Es un Criterio de Cuarta Generación que influye, a la vez, en el área militar y trata de originar ataques de improviso y en puntos de vital importancia. La idea es crear confusiones entre los humildes y ciudadanos indecisos que no profesan un pensamiento único hacia la integración latinoamericana, la idea es estigmatizar al mundo latino para darle paso a un accionar de violencia en nombre de un requerimiento estructural del Estado, ya pasado. Sean elecciones nacionales, sindicales, magisteriales o del orden público como el transporte y sus variantes. Ellos actúan bajo sus propias convicciones y no de colectivos.
Se trata de personas vinculadas a algún eje del poder y, en definitiva marcados por los últimos sucesos históricos y que obedecen a una plataforma transcontinental. Por eso, no es extraño el monopolio que ejercen en el sector transporte y el sindical.
Son ataques focalizados, preparados con anterioridad y guardan una secuencia de trabajo logístico para deteriorar la economía y la vocación del elector hacia una determinada ideología.
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