Yo no sé qué se espera. La vaina está que arde. Ya no hay apagones, pero el mierdero del desabastecimiento y el acaparamiento nos está colocando al borde de un caos bestial. No se consigue casi nada en los mercados, y en los que hay las colas y los agarrones a coñazos son espantosos. No se diga todo lo que se vomita contra el gobierno en esas jaranas, y uno entonces tiene que tragar arena.
En Mérida no se consigue lo esencial desde hace meses. Estamos como en el paro empresarial del 2002. Hay ministros que ya no están dando la talla y hay que cambiarlos, porque estamos en guerra.
Eso que ocurrió a principios de febrero cuando se anunciaron las nuevas medidas económicas por parte de Merentes y Giordani fue horriblemente brutal. El pueblo entonces aguardaba la esperanza de que volviera el Presidente Chávez y agarrara el toro por los cuernos, como siempre lo hacía, y explicara el desastre de los anuncios de Merentes y Giordani y se aclarara el por qué de tales medidas, ya que estos señores tartamudearon, divagaron y cacafonearon de lo lindo sin llegar a resolver nada. De ahí en adelante el barranco que se nos presentó fue de padre y señor nuestro.
Por todos lados escucho a camaradas que están clamando porque cambien a Merentes y a Giordani. Hicieron un buen trabajo en otros tiempos, pero para lo que se nos presenta no están dando la talla.
Cómo es posible que se le diga al pueblo que al gobierno lo cobearon unos empresarios trayendo conteiners cargados de piedras en lugar de los productos por los cuales se les habían entregado dólares, y no hay un solo preso, ni ninguna investigación. Eso da profunda vergüenza, y entonces no renunciaron sino que los ratificaron.
Qué desastre, Dios mío. Y todo el tren ministerial debe hablar claro en estos momentos porque la cosa no está para bollo. Y nadie necesita saber economía para darse cuenta de que el pueblo está que ya no se la cala más.
Se quieren ver resultados, hechos y no explicaciones de vainas que son puras divagaciones. Hay que expropiar a la Polar porque, ¿por qué carajo en Colombia y en Estados Unidos sí hay harina pan por montones y en nuestros mercados nada de nada?
Ya esto está color de hormiga, y el Majunche muerto de la risa ve el despelote y prepara a sus fascistas para recrudecer el caos.
Esto realmente nunca hubiera pasado con nuestro Comandante Chávez. Él ya estaría tomando medidas extremas y proponiendo leyes y determinaciones implacables. ¿O es que nuestros políticos piensan que la gira de Obama es cuento pasajero, y que lo se urde por debajo de todos estos planes no es del tamaño de una bomba nuclear con la que nos pueden arrasar a todos?
Hay que romper relaciones con esos gringos miserables.
Ya Chávez hubiera dicho: “¡Anda a lavarte ese paltó Obama de mierda!”, y en el acto hubiera roto relaciones con esos gringos.
Recuerdo cuando la Condolezza Rice y el Colin Power andaban recorriendo América Latina para tratar de amedrentar al gobierno revolucionario de Venezuela, y Chávez los mandó al carajo. Chávez tenía a flor de labios las expresiones perfectas para destrozar con ingenio, con humor, con carácter y determinación a los gringos, a los gachupines de Aznar o al Rajoy, al muermo de Vargas Llosa y a su hijo.
Si EE UU está frontalmente contra nosotros y no reconoce a nuestro Presidente, ¿por qué carajo tenemos nosotros que reconocerlos a ellos?
Rompamos definitivamente las relaciones con ese imperio. Hagamos una declaratoria de lucha frontal contra ellos y radicalicemos la revolución. Nos están aplicando una estrategia indirecta que nos conduce al caos, a la destabilización más bestial. Chávez no se hubiera calado un sólo instante lo que nos está montando la
Casa Blanca. EE UU es el único país que se niega a reconocer a Maduro como Presidente, y el que anda amarteladito con las pretensiones proditorias del Majunche.
Tenemos que estar permanentemente movilizados contra los planes del miserable Obama. Está entonces completamente claro para nosotros quién es el enemigo. ¿Y francamente, cuál es el peo si nosotros nos declaramos en guerra contra esa mierda del Norte? Seamos francos y hagamos la lucha sin ambages, sin miramientos, y que entonces los pueblos del mundo vean verdaderamente cuál es el peo en que el imperio nos quiere meter, y entonces que los escuálidos se preparen a asumir sus papeles de mercenarios y lacayos, lo que son.
Preparémonos para coger un lugar en el campo de batalla, porque haciendo colas para buscar ñemas no es papel propio para un revolucionario, ni mucho menos el que nos vayan a coger totalmente enchiquerados. Uno es llanero, campo abierto, sabanas y horizontes como la esperanza, carajo.
Vercia....