Nunca antes viví en ascesis, menos ahora; en contrario, a la machimberra y a la machimberra voy no sé hasta cuando, mientras, muevo los remos ya no con la butría de mi remota juventud pero, voy a bordo y remo todavía.
La antes referida reflexión viene al caso porque quiero ver a esta patria que es de todos nosotros, libre de fascismo, pero lamento conocer que Capriles y quienes lo siguen no por si de él sino porque son bolsas de toda bolsedad, ingratos e insensatos, contrapatrias e indignos de ser venezolanos, ladran y ladran tal vez por aquello que solía decir Adolf Hitler: “Cuanto más conozco al hombre más quiero a mi perro”; y, ellos fascistas pavlovnianos concursan por la ceba que el gringo les lanza.
Encaja perfectamente exacto que, dar limosna en dólares a esa gentecita es como echarle sebo a perro; y luego van a ensangrentar al pueblo trabajador y digno, a cambio de limosnas; sangre por petróleo es el lance de esa horda escuálida instigada y cebada por Capriles.
Y, mientras exista gente como esa hay que trabajar duro hasta neutralizarla pero, no trabajar perdidos entre las nubes sino batallar en la calle codo a codo con el pueblo trabajador, no sobre el mapa sino sobre el terreno.
Entendamos que, mediar es estar en medio de, no exactamente en la mitad de, pudiese estar más cerca o más lejos de las circunstancias de tiempo y de lugar -y de cualquier otra naturaleza- entre dos referencias, así que, mediar puede considerarse como existir, moverse en un rango entre referencias de naturaleza radicalmente antagónicas tales como socialismo y capitalismo, y he ahí entonces que el fruto de la crítica deba servir para atenuar el rigor de la confrontación y no para atizarla.
De ahí que yo aplauda a ustedes de Aporrea, en este un aniversario más de estar aporreando porque un aporreo lo que deja es el tuyuyo, lo que se quita con brebajes y bañitos de agua´e mango, a diferencia de lo que hace Capriles, vía los medios de comunicación a su alcance, instigar el odio y el crimen, inducir a asesinar indiscriminadamente al pueblo trabajador, y no conforme con eso, mandar a sus hordas armadas a asesinar a niños.
Me pregunto qué hacer, qué proponer, porque en sentido riguroso, criticar por criticar y no hacer explícita o implícitamente propuestas que coadyuven la finalidad de la crítica, esto es, resolver el problema objeto de la crítica, es estar a medias.
Nada es mejor que propiciar el despertar de la conciencia popular y ustedes de aporrea lo hacen a través de vuestro medio, huelga reiterarlo porque no hay peor ciego que Capriles y toda su catajarria de acólitos; en contrario, los medios sedicentes instigan la maledicencia, la manipulación, la guarimba, el desabastecimiento de la comida del pueblo y hasta de útiles de la limpieza.
Mientras Aporrea proclama la paz de la república, como una necesidad para impulsar los desarrollos democráticos de la región, los medios escuálidos se pronuncian a favor de la guerra, instan a la confrontación estéril y fraticida.
Se requiere debate a fondo acerca del papel de los medios de comunicación como instrumentos de paz o de guerra, de difundir verdades o mentiras, de atenerse a que nadie acepte sin reflexión las informaciones propuestas, sea que estas vengan de donde vengan porque la información se ha convertido en un instrumento de tortura y como la tentación es la tentación, puede ser que inadvertidamente ésta se cuele entre los palos y haga mella en lo más sano, inclusive; de ahí que andar de la crítica a la autocrítica es para bien de todo el que la asuma.
La información debe comprender, lo más fidedignamente posible, todos los aspectos subjetivos y objetivos de la realidad que pretende exponer, nunca será suficiente pero basta que provenga de una fuente informativa honesta como Aporrea (al menos hasta ahora y ojalá que no se eche a perder) y que sea debatida entre la comunidad, para que sea información revolucionaria que en contrario a la información escuálida, envenenada, manipulada, haya que escapar de esta.
Algunas personas pueden salir por sí mismas de ese laberinto infernal que es la manipulación informativa pero otras necesitan ser rescatados y nada mejor que ir con la verdad por delante ante el pueblo.
Manipular, mentir, tratar de engañar al pueblo es una estrategia perversa y además suicida, quienes la esgrimen impunemente, temprano o más tarde se engancharán en su propio anzuelo, pero hay que saber mover el sedal.
Si nosotros no topamos con la realidad real toda definición de ella será sólo un limbo, el concepto información está entre el objeto del conocimiento y el juicio del entendimiento, así que la reflexión acerca de lo que asumimos como información debe ser complementaria con el acto de saber verdades, no embustes.
Encontrarse entre es ser un medio; los medios de comunicación se debaten entre decir la verdad y en mentir; a la larga o a la corta el pueblo tiene que darle una patada en el culo a los embusteros pero para eso hay que remar y duro, no hay soga que no reviente, esos carajos guindan de una soga podría (podrida); por eso, el pueblo consciente debe estimular a publicaciones que como Aporrea, batallan por la verdad, por la paz, por el desarrollo popular, y no sólo con el reconocimiento público, tal como el que ahora manifiesto, sino también con una pequeña contribución monetaria.
Sostener una publicación lleva gastos y si tal publicación favorece al pueblo, el pueblo tiene que meter su hombro; por mi parte pienso contribuir con un óbolo, un penique, un dracma, una rupia, un denario, una morocota o un Bs al menos pero, contribuiré con algo aunque sea simbólicamente, tal como con mi partido PSUV.
Saludo a los muchachos de aporrea y los felicito por la verticalidad exhibida hasta hoy en su XI Aniversario.
No les pongo 100 puntos hasta que no boten la tijera.
oceanoatlanticoguillermo@gmail.com