¿A qué juega usted Sr Evans, echando mano de un adeco?


Nunca me habría ocupado de este señor Nicmer Evans, a quien en alguna ocasión vi en el canal i y me bastó para no interesarme más por sus “análisis”.
Resulta que el sábado pasado por la noche, me llama un amigo profesor de Maracaibo y me cuenta que este señor anda en una manía muy criticona, atacando solapadamente al Presidente Maduro, y me preocupé por todo lo que pudiera haber detrás de todo ello.


Pues bien, llego y me dedico a leer uno de los artículos del susodicho titulado “¿Chavismo, madurismo, GPP, Psuv y unidad revolucionaria?” (http://aporrea.org/actualidad/a166199.html), y allí encuentro trazos del adequismo más burdo y repelente. El señor Evans comienza de este jaez: “Uno de los legados fundamentales del Presidente eterno Hugo Chávez ha sido poder mantener la unidad dentro de la amplísima diversidad y pluralidad de la izquierda venezolana. Pastor Heydra, dirigente de AD que militó primero en el MAS, escribió un libro que al leerlo en mi adolescencia me impactó mucho: " La izquierda; una autocrítica perpetua", que dibujaba claramente la génesis y división permanente de nuestros movimientos. Se decía a manera de broma en aquella época que para dividirnos sólo hacia falta dos izquierdistas juntos.”


Esto es de una ridiculez horribilísima. Sobre todo que lo llegue a impactar un redomado borrachito, ignorante y traidor como Pastor Heydra. ¿Es Heydra ductor político del señor Evans? Vaya por Dios, y no nos joroben. Qué carajo podía tener Pastor Heydra en la cabeza, un personajillo indecente, inculto que fue servil ministro de Carlos Andrés Pérez; que se la daba de izquierdista y que luego fue arrastrado ante los pies del más putrefacto cogolllo adeco, del mismo modo como lo hicieron con Américo Martín, con Gumersindo Rodríguez y con Teodoro Petkoff.


Pues bien, de esto se puede deducir todo lo que tiene en la cabeza y lo que puede hablar sobre política el señor Nicmer Evans. Y hay que decirlo por todo el cañón, señores como Pastor Heydra, Américo Martín, Pompeyo Márquez o Teodoro Petkoff, jamás fueron de izquierda. Nunca lo fueron ni jamás hubieran podido serlo. Como tampoco jamás lo fue Rómulo Betancourt. El que ha sostenido que es de izquierda, y un día termina saltando la talanquera no puede decirse que fue revolucionario, de izquierda. Los verdaderos revolucionarios tienen que morir en su ley: Simón Bolívar, el Ché Guevara, Allende, Fidel Castro, Sandino, Hugo Chávez,...


No sé qué estará buscando este joven en la actual batalla revolucionaria, hablando de una unidad que sin duda debe tomarlo en cuenta a él y a su grupo, se percibe. ¿Y quién es él y los que piensan como él? Bueno, habrá que verlo.


Eso del GPP terminó en un gran caos o mezcolanza sin pie ni cabeza, de modo que en algunos lugares ciertos personajes se arrogaron esta bandera del GPP para acabar luego embanderados contra Chávez, como ocurrió en el Estado Mérida y el Estado Bolívar, y otras entidades.


En relación con las elecciones municipales hay que decirlo de entrada: ningún alcalde debería ser reelecto (casi todos han resultado un gran fiasco), a excepción, hay que reconocerlo, de Jorge Rodríguez, quien se ha batido con mucha pasión revolucionaria en su trabajo tanto de alcalde como de jefe de Campaña tanto de la de Chávez como de la Maduro.


Resulta chocante y también muy adeco eso del señor Evans de decir que la torta de los cargos “ya ha sido repartida entré "los hijos de Chávez"...”, y que por otro lado el presidente Maduro está conduciendo el movimiento revolucionario con personalismo. E insulta al Presidente Chávez cuando sostiene de una manera estrafalaria y enredada: “El único personalísimo que la revolución aceptaba como necesaria era la producida por el Comandante Chávez, ya que se creó el consenso de su necesidad para mantener la unidad, pero después de Chávez dentro del chavismo, sólo su legado se convierte en el conductor ético, el resto de las tendencias son subsidiarias y poco pertinentes para el momento político que demanda una visión más colectiva. Las corrientes, guiadas por planteamiento ideológicos diversos, da mucho más fuerza y coherencia al proceso que tiene como reto construir el socialismo, las tendencias son proyectos personalistas que tienden al divisionismo, y por ende, son fatales para la construcción revolucionaria.”
Hay que tener mucho cuidado con este tipo de lenguaje pandemónico y galimático, que lo que busca es confundir y provocar desánimo en la población chavista, hablando de que hay que “evitar divisionismos, pero que no se den por compadrazgos o jalabolismos, sino, por capacidades, méritos, constancia y formación política...”


Estamos transitando una etapa muy compleja de la revolución, sin el líder genial de Chávez, por lo que durante un período de tiempo debemos dejar que el Presidente Maduro gobierne en calma, llevando a cabo un proceso de renovación y de cambios dentro del movimiento revolucionario. Y que nosotros hagamos esfuerzos para ayudarlo en todo. No es hora de ponernos a solicitar cambios espasmódicos que provocarían una desestabilización interna en el proceso, terrible y moralmente desastrosa. Cada uno dentro de la revolución debe sentirse como Maduro, sin el líder eterno y glorioso, y tratando de llevar y de manejar de la mejor manera posible el timón en este complejísimo mar embravecido.


Ojo avizor y que el chavismo se mantenga alerta ante estos sesudos analistas.



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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