Trataron de convertir un montaje en una bomba atómica para tratar de resquebrajar la unidad de gobierno y del PSUV. En eso se la pasan todos los días, serruchando y serruchando. Con ello también tratar de destruir el programa de televisión La Hojilla, que constituye un medio para visualizar el camino minado porque el que andamos cada día. Un montón de verdaderas ridiculeces armadas a machaca martillo: ensambladas, trucadas, empalmadas, montadas, editadas, encuadradas... La bomba atómica llenó de cómicos rumores el lluvioso ambiente de la ciudad de Mérida en medio de su Feria del Libro, aunque insisto, ya nadie se espanta por nada.
Corrió la noticia por todo el espinazo de la república como el chillido de una piara de cerdos. La gente pegada a los televisores, a los twitters, a los comentarios que fluían por la calle, pero airosa, tranquila, despejada, como quien se detiene frente a una vidriera a contemplar cachivaches. Ni siquiera sonaron las cacerolas como esperaba Capriles.
¿Ese era el intelectual que Capriles anunciaba desde el sábado que pondría al régimen contra las cuerdas?
Esto se me parece al escándalo que formaron con aquella filmación a la viceministra costarricensede Cultura Karina Bolaños, quien fue destituida luego que difundieron por Youtube a la pobre en ropa interior enviando un apasionado mensaje a un amante. ¿Y qué podía tener de malo eso? La vil hipocresía de la gente.
El mundo entero convertido en un vil fisgón.
A eso ha ido a parar la humanidad en este mundo del internet, en vulgares fisgones. La gente (¿por qué habrá tanta gente?) vive horriblemente aburrida y el degenerado morbo es lo único que le da un poco de aliento para ir tirando por allí.
Qué pendejada tan grande, como si la gente no fuese no tuviera nervios ni cerebro, y como si se le estuviera negando el derecho a expresar sus pasiones, sus amores, sus desahogos, tan vitales como la existencia misma.
O el caso de aquella pobre concejala de Toledo, en España, Olvido Hormigos a la que despedazaron mostrando un video en el que ella se masturbaba. Qué pendejada más grande. El premio Nobel de literatura y genial matemático Bertrand Russell, se hartó de contar sin empacho alguno en sus memorias cómo se masturbaba. Con razón, el genial Francisco Umbral decía que en España nadie ha visto un clítoris. A lo mejor pasa lo mismo en Venezuela. El real problema de la oposición venezolana es el de la congestión sexual, y le hace falta que la psicoanalice en masa alguien como el creador de la Función del Orgasmo (y alumno de Freud), Wilhelm Reich.
Bueno, y con todo lo que hemos escuchado de los asesinos de la oposición golpeando salvajemente a ministros y diputados en el 2002; masacrando a un pueblo, asaltando la embajada de Cuba, guarimbeando con locura, haciendo huelgas de hambre mientras se hartan de cachitos; colocando bombas en consulados y embajadas, pronunciándose en la Plaza de Altamira, metiendo paramilitares colombianos por carajazo en Caracas para disfrazarlos y provocar una matanza, cobrando cheques, regalando relojes costosísimos con plata del Estado, malandros de la oposición que van y violan a una distinguida de la policía, etc., y nunca ha pasado nada. Cosas que nunca ningún diario de la prensa mundial ha publicado o comentando.
Y estalla, digo, la bomba atómica contra Mario Silva. Pendejadas sobre pendejadas.
Y puesto a ver todo eso, la vaina me ha dado risa, porque el crimen imaginario está en la boca de la aturdida oposición que no deja de defecar por sus torcidos hocicos. Y dejando de lado el encuadre del montaje, a final de cuentas, que se muestren pues la pruebas.
Y nosotros, camaradas, a trabajar, a no dejarnos distraer por los chismes, a mostrar gestión, a batallar en los campos para producir lo que el pueblo necesita, a meternos de llenos en las comunidades para resolver sus problemas y atender sus urgentes necesidades. No hay tiempo que perder en dimes y diretes, en chismes y pendejadas. Eso está bien para la oposición que nunca ha trabajado, que no tiene país ni patria y que viven soñando con la mierda del sueño americano. RIP. RAP. RED.