Nicolás Maduro, reúne los requisitos para ser el gran continuador del legado histórico de Hugo Chávez, a parte de sus características de generosidad y sabiduría, su mayor atributo a mi juicio, es una innata capacidad para entender el juego político, y diseñar alianzas tácticas en función de conseguir objetivos concretos.
Después de ser electo ha demostrado que tiene madera suficiente para convertirse en un gran conductor de masas, en un timonel de visión que puede llevar el barco de la patria a través de las grandes tempestades.
Su primera iniciativa política al convocar el pueblo a la calle, para frenar el empuje de la derecha, no fue un hecho casual, fue la medida de un político conocedor, y consciente de la fuerza que desarrolla un pueblo en movimiento, y la importancia de esa fuerza en una coyuntura especifica.
La segunda iniciativa de impulsar una gira a los países amigos, se enmarca dentro de la conducta de un estadista que comprende la geopolítica, y ha logrado descifrar y ponderar el valor político de un recurso energético como el petróleo, y el uso que puede tener en la diplomacia. Este viaje logró aislar internacionalmente al fascismo.
Sus movimientos en el entramado económico rescatando el espíritu de la confianza mutua entre el gobierno y el sector financiero al anunciar algunos cambios en CADIVI, la creación del SICAD, y una flexibilización cambiaria para mejorar la entrega de divisas, fue en su momento una medida justa y equilibrada para conjurar la posibilidad de una profundización de la crisis en el mundo de las finanzas.
La apertura del dialogo con los empresarios y la creación de un clima de esperanza entre los productores, pudo frenar un proceso de descomposición de la economía real, y abrió las posibilidades para recuperar espacio político en sectores neutrales a la revolución.
La aplicación del gobierno de calle, planteamiento anunciado por el comandante Hugo Chávez, ha logrado crear un ambiente de participación sectores del pueblo, y las mejoras que se le hacen sobre la marcha demuestran la voluntad y preocupación del recién electo presidente.
Maduro ha conjugado muy bien su experiencia práctica como Ministro de relaciones internacionales, con una capacidad para tomar las medidas necesarias en el momento adecuado, lo cual es una característica importante en un jefe de estado, sobre todo con la alta polarización que se vive en el país.
Es necesario evitar los ruidos innecesarios con los discursos emotivos, hacerle seguimiento a las propuestas del gobierno de calle, impulsar con más fuerza las líneas estratégicas del plan de la Patria, y evitar tomar decisiones al límite de las situaciones políticas, para consolidar todos los logros políticos que las iniciativas del presidente están consiguiendo.