Entrompamos la proa hacia Juan Griego y, con el gañote reseco, daba igual una que otra cosa para apaciguar la sed pero una cerbatana bien elodia no le cae mal a nadie, así que procedimos de ipso facto in situ y pro témpore a inspeccionar la taguarita del sabor.
Mas, de mar a tierra hay que saber en caliente qué ha pasado, ahora no fue distinto; hay que saber para pisar firme, la isla bonita es tierra firme porque al tú pisarla no te hundes sino todo lo contrario.
Supe que Mario convalece y que Mandinga -¡Avemaríapurísima!- le hace el quite, que Maduro anduvo por Bolivar y que ahora está en Anzoátegui, que la única y contaminada nave espacial -(Walter Dixi)- dio varias vueltas sobre su propio eje y en pleno desarrollo; pero, por ahora, lo más preocupante es, a mi modo de ver, que en el liceo Gaspar Marcano de San Juan Bautista del Municipio Díaz, hay 35 niñas y adolescentes, de 2º a 5º año de bachillerato, empreñadas.
El Ministerio de la Educación debe meterle la lupa a esa cuestión y conjunto con otros ministerios a quienes corresponda el caso, abocarse a corroborar qué pasa realmente ahí.
La opinión generalizada es que ahí, en esa escuela, se imparte muy buena educación, que hay muy buenos maestros, especialmente en matemática, pero debe atenderse a esas niñas urgentemente y asistirlas, orientarlas.
Además, he sabido de la partida (no confirmada todavía) de “Dimita”, que solía decirme: “No bailo porque me canso, no fumo porque me mareo y no tomo porque me ajumo”.