Yo no sé por qué tanta alharaca ante la visita y recibimiento de Capriles Radonski por parte del Presidente de Colombia, lamentando o haciendo creer que se trata de una nueva traición neogranadina, pues no, debemos recordar que entre ese señor colombiano, como máximo representante de la oligarquía progringa, por Colombia y nuestro Comandante Supremo, por Venezuela, solo hubo y se mantienen, acuerdos de carácter políticos que, como es lógico en esta materia, cada uno en el derecho de evaluar y actuar en consecuencia entorno a sus intereses.
No debemos pensar ni por un momento, y si lo hicimos pecamos de ilusos, que Santos se habría convertido en antiimperialista, solo porque buscó la cercanía con Chávez y luego reconociera el triunfo y posesión de Maduro como Presidente; o que él de verdad echaría por la borda la sumisión a los intereses yankys. Por el contrario, actuando fiel a lo que es para la oligarquía colombiana, Manuel Santos, no negocia los propios intereses de ellos, por eso tememos los despojos sufridos en el territorio venezolano y otros desmanes patrimoniales, culturales e históricos en nuestra contra, por lo tanto, sería un absurdo reclamar en este aspecto de Radonski.
Lo que sí creo es que, aprovechando esta sinceración de la Casa de Nariño, de reunirse con quien le dé su perra gana, importándoles un pepino lo que nosotros pensemos o queremos, haciendo uso de la soberanía que realmente defendemos, seguro a ellos les molesta, camarada, MPPRExt. Elías Jaua, respondamos con una medida soberana de patria, como una decisión de Estado, que nadie tiene por qué reprochar, echemos por tierra cualquier pacto, acuerdo o lo que haya sido, con Santos, y pongamos en libertad nuestro americano, hermano, Julián Conrado, de paso, un hombre que, en contrario a lo afirmado por el gobierno colombiano, es un ciudadano de paz, música y poesía.