La corrupción del sacerdocio es vox populi vox Dei; así que la decadencia de la religión, y valga en sentido lato, evangélicos derivados sucursales y afines no son más ni menos que charlatanes que, como católicos, vocean dogmas.
Vox populi vox Dei, si acaso, pudiese ser la frase que exprese elocuente el dogma de Dios, en razón de que atribuye al pueblo la facultad de la vocería de Dios y, viceversa. Pero, todos hemos visto al pueblo, mas, nadie ha visto a Dios, así que francamente, se está ante una aporía.
Dios, a mi modo de ver, es un producto social; el hombre inventó a Dios el día que quiso saber el porqué de las cosas y, al no hallar la explicación que justificara su necesidad de saber por qué llueve, por qué El Sol sale por el horizonte, por qué sopla el viento, por qué La Luna, por qué las mareas, por qué las plantas crecen, por qué el día y por qué la noche, por qué, por qué, por qué, por qué, por qué, por qué; y, entonces, ya cansado de indagar y no encontrar respuestas, el hombre inventó a una figura a la que llamó Dios y le echó la culpa de todo lo creado, desde entonces se creó el mito, así nació Dios, desde mi modesto punto de vista.
Hay mucho que decir respecto a Dios pero ahora no es el tema, el tema que me ocupa es Numa Molina, sacerdote católico que hace poco ofició misa en homenaje al Comandante Hugo Chávez.
Yo estaba acá en casa entonces y, junto con la primera combatienta de esta comarca, miraba la pantallita desde la cual el sacerdote voceaba un sermón bien bueno.
Pensé que el sacerdote era un hombre centrado porque decía expresiones satisfactorias y así se lo hice saber a la autoridad de esta comarca y ella me dio la razón, así que inferí que yo no estaba loco, creo que me dijo que se trataba de un tal Numa Molina; entonces no le presté atención al detalle pero he sabido un poco más del tal Numa y, pese a que él es un sacerdote, tal conozco ahora, parece ser un hombre de bien.
No me consta pero creo que hay algunos otros sacerdotes honestos y entre ellos pudiesen figurar un tal Padre Vidal Atencio (creo que es de Maracaibo) y del que dicen que es un taco, también tengo excelentes referencias de un sacerdote llamado Bruno Renold y del que me han dicho que es digno de fe; pero, la conferencia episcopal de acá en Venezuela es un fango.
Los desaparecidos cardenales de la llamada santa iglesia católica apostólica y romana, Ignacio Velasco (conocido con el remoquete de “Zamuro Negro”) y Rosalio Castillo Lara (cuyo remoquete era “terrateniente”), evidencian la pudrición del alto clero venezolano pero, hay muchos otros, he ahí en pleno a la denominada “conferencia episcopal venezolana” que encabezan un tal Diego Padrón y Jorge Urosa.
¡Mosca!
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