Un mundillo de ciertos alcaldes prepotentes, engreídos, intrigantes, incapaces y malévolos se ha apoderado de Venezuela. Se montaron sobre los hombros del Comandante amado, y lo han traicionado tan vilmente, lo han escarnecido, vituperado y maldecido, y aún así se han venido creyendo súper héroes, súper eternos, supremamente imprescindibles.
Estos engreídos badulaques y ladrones han llenado de vallas sus aldeas de campanario utilizando el nombre y la imagen del Comandante Chávez. En esas vallas aparecen ellos muy sonreídos con esa faz del que lo tiene todo, y supone que el mundo que le rodea está lleno de pendejos y cobardes. Y como han acabado y desintegrado con las bases del partido, como han desmovilizado al pueblo con sus rastreras ambiciones y con sus atávicos vicios capitalistas: con sus perversas puterías divisionistas; como han llenado de horrible frustración a miles de compatriotas y espantado a los decentes y honorables camaradas, es por lo que ahora realmente no se encuentra a alguien que pueda asumir en esos municipios este mandato tan sagrado y esencial para la revolución bolivariana.
Cuando recorre ciertos municipios y ve la cultura deprimida, las vías agrícolas destrozadas, estafas con el tema de las viviendas, las misiones por los suelos, robos con los dineros públicos…, uno se dice: -Dios mío, qué han hecho estos hijos de puta con lo que más amaba nuestro Comandante!
Qué de desastres y traiciones ha cometido esta gente.
Y lo peor es que estos bandidos por sus turbios compromisos con ladrones empresarios y por desaforadas ambiciones están decididos a hundir al partido si los dejan de lado: están decididos a hacerle la guerra al que venga a disputarles su puesto, están decididos a dejar en la mayo bancarrota y deudas su municipio y arrasar con todo antes que entregar su cargo.
Pero hay que investigarlos profundamente, y sería glorioso verlos responder ante los tribunales por los crímenes y estafan que han cometido. Es la hora de sembrar esta conciencia ante tan malditos ladrones y traidores. Hay que ser implacables para seguir teniendo patria, queridos camaradas.
Ya estamos asqueados de tanta impotencia y de tanta incuria, o acabamos con esto o mejor nos damos un tiro, o nos hacemos guerrilleros, carajo.
Con sentimiento chavista hasta la muerte.