El comienzo se dio con la Conferencia Internacional sobre Medio Ambiente, en 1972, en Estocolmo; allí el objetivo fue analizar el impacto del desarrollo en la naturaleza; se acordó llevar a cabo un monitoreo a la situación ambiental, a través de este tipo de reuniones que si bien no venían a ser más que reuniones de buenas voluntades, fuera estímulo para despertar el interés colectivo en el destino inminente de la humanidad si no ponía control a su trato desproporcional al medio ambiente. Nairobi fue el escenario del segundo gran encuentro de la Cumbre, en 1982, siendo una experiencia que terminó sin delinear una agenda de interés internacional acerca de los problemas ambientales, aunque se abrió la brecha para construir un lenguaje internacional que se hiciera inteligible para todas las naciones en cuanto a que la Tierra y la supervivencia humana estaban en cuenta regresiva.
Para 1992, se da la llamada la “Gran Cumbre”, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, consecuencia de la de 1982, en la cual se trató de plano el problema ambiental como un problema de supervivencia, no sólo humana, que ya es bastante importante, sino cultural, social y planetaria. La Conferencia tuvo lugar en Río de Janeiro, Brasil, del 3 de junio al 14 de junio, y luego tendría una reedición en Johannesburgo, Sudáfrica, del 26 de agosto al 4 de septiembre del 2002, siendo común el escrutinio sistemático de patrones de producción, especialmente de la producción de componentes tóxicos como el plomo en la gasolina y los residuos contaminantes; la necesidad de mirar hacia fuentes alternativas de energía para el uso de combustibles fósiles, vinculados al cambio climático global; el apoyo al transporte público para reducir las emisiones de los vehículos, la congestión en las ciudades y los problemas de salud causado por la polución; y la toma de conciencia en cuanto a la creciente escasez de agua.
El principal logro de estas Conferencias fue el acuerdo sobre la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que más tarde llevaría al Protocolo de Kioto sobre el cambio climático En la Cumbre de la Tierra de Johannesburgo, acordó mantener los esfuerzos para promover el desarrollo sostenible, mejorar las vidas de las personas que viven en pobreza y revertir la continua degradación del medioambiente mundial. Ante la pobreza creciente y el aumento de la degradación ambiental, la Cumbre ha tenido éxito en establecer y crear, con urgencia, compromisos y asociaciones dirigidas a la acción, para alcanzar resultados mensurables en el corto plazo. El principal objetivo de la Cumbre fue renovar el compromiso político asumido en 1992, con el futuro del planeta mediante la ejecución de diversos programas que se ajustaban a lo que se conoce como desarrollo sostenible.
A todas estas, las denominadas Cumbres del Medio Ambiente, no estaban dando se fruto, es por tal razón que las Naciones Unidas deciden abordar el problema desde otras convocatorias internacionales que por la vía de pactos formales obligara a las naciones del mundo a ceñirse a un protocolo de salvación de la humanidad ante su evidente indiferencia en lo que al riesgo medio ambiental se refiere.
En el año 2000, se da la "Declaración del Milenio de las Naciones Unidas", donde se desplegaron todos los esfuerzos para crear un futuro común, basado en el resguardo de la humanidad y en toda su diversidad, proponiendo la mundialización de una conducta ambientalista que sea plenamente incluyente y equitativa. En el 2005 se da, en el marco de la Cumbre Mundial, una reafirmación de la adhesión a los países del mundo a la Carta de las Naciones Unidas y al derecho internacional, que son el fundamento indispensable de un mundo más pacífico, próspero y justo, y donde se reitera la determinación de promover su estricto respeto al cuidado del medio ambiente.
En el 2012, se volvió a dar el encuentro, en Brasil, y se le denominó Conferencia de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas o Conferencia de Desarrollo Sustentable de Naciones Unidas; allí se acordó impulsar los objetivos de Desarrollo Sostenible, en el contexto de la conservación del medio ambiente y la lucha contra la pobreza; dos problemas fueron planteados como emergencia: el déficit de dignidad humana, aún no se alcanzan condiciones sociales mínimas dignas; y el otro, el cambio climático; no se puede seguir con la tendencia al alza de emisiones de Gases de Efecto Invernadero, pues nos afecta a todo el planeta, y no hace más que agrandar y acelerar procesos de hambruna en muchas zonas del planeta. El protocolo de Kioto, al que se recurre para indicar las estrategias a seguir en este tema, y que abarca el período 2008-2012, llegó a su fin, sin que haya una manifestación de continuidad, lo que subsiste es un acuerdo entre las partes de seguir siendo indiferentes al problema ambiental. El punto segundo, de los 283 de los documentos que se firmaron en esta Conferencia, dice: “La erradicación de la pobreza es el mayor problema que afronta el mundo en la actualidad y una condición indispensable del desarrollo sostenible. A este respecto estamos empeñados en liberar con urgencia a la humanidad de la pobreza y del hambre”. Valga citar lo expresado por el especialista en teoría sistémica y organizaciones inteligentes, el norteamericano Peter Senge en mayo de este año 2013: “Pensamos que el mundo y las personas son máquinas, pero esto debe de cambiar porque tenemos un planeta finito…Tenemos un planeta finito, con cierta cantidad de agua y de bosques y conforme el motor de la industria va creciendo, se va agotando el planeta; en el 2030, la India y China solamente va a poder satisfacer su demanda en un 50 por ciento.”