Recientemente la diputada María Corina Machado escribió a los nuevos oficiales de la fuerza armada una carta de perversas intenciones que expresa el desespero de una clase, que al constatar que no cuenta con una fuerza armada que se le prosterne, intenta desesperadamente soliviantar los ánimos de la oficialidad contra la autoridad constituida.
Es la primera promoción de oficiales después de la muerte de Hugo Chávez, la cual además, lleva su nombre. Pudiéramos inferir que es la primera cohorte de hombres y mujeres que luego de ser formados bajo las premisas del bolivarianismo tienen el compromiso de consolidar el legado del comandante Chávez y garantizar la buena marcha y el camino sin fracturas del proceso bolivariano.
Esta Promoción Hugo Chávez deberá garantizar que los venezolanos continuemos enfrentando y derrotando las pretensiones de sojuzgamiento del imperialismo y sus lacayos en el continente. Esta promoción, plena de resonancias simbólicas, está llamada a dar continuidad a la esperanza de redención del pueblo bolivariano y a enfrentar decididamente y sin cuartel a los enemigos de la causa popular que se arrastran por las calles y pronuncian desde sus labios las palabras infectadas de la oligarquía.
Pudiéramos inferir entonces que es un ejercicio desafortunado el de María Corina Machado al dirigirse a estos nuevos soldados bolivarianos, en función nada más y nada menos, que de solicitarles desobedecer las órdenes del comandante en jefe y desconocer al presidente constitucional de la república, lo que por si mismo ya significa un aupamiento inconcebible a un golpe de estado y una instigación inaceptable al desacato e irrespeto a la autoridad legal, legitima y constitucional que encarna, representa y simboliza Nicolás Maduro.
Seguramente la diputada del fascismo no olvida las épocas en que los jefes militares hacían todo lo posible por conectarse con señoritas de la oligarquía para lograr una “mejor posición” y olvidar el propio origen. Es cierto que la oligarquía, con un delicado pañuelo en la nariz, aceptaba estas uniones ya que era importante tener las armas bajo control para la defensa de los intereses económicos del clan.
Probablemente las conversaciones con Carrera Damas hayan instruido a la diputada en el hecho de que a lo largo de la historia nacional este método rindió buenos dividendos a la oligarquía, que al implementar la seducción social y económica, logró valerse de militares con poco o ningún orgullo étnico que entregándose a la oligarquía traicionaban a su propio pueblo. A decir verdad, no debe ser fácil resistirse a esas encantadoras damas de la oligarquía, que plenas de gracia miran y cualquier pierna de acero se convierte en cristal.
El oficial se Sabaneta lo logró, aquel mentado Hugo Chávez se resistió, los enfrentó, los derrotó y se rió de ellos y de sus ínfulas.