Es una gran suerte encontrar una novia bonita para uno casarse porque eso de vivir solito, es una cosa muy triste y hasta dan ganas de llorar.
Lo que pasa es que el hombre puja pero no llora (en público).
Uno puede llorar por una mujer bien bonita e incluso bien fea -siempre que ésta sirva al menos para remedio- pero, eso sí, escondidito porque si no los amigos empiezan con una mamadera´e gallo.
Algunos tienen suerte pero otros no, heme aquí, que me la paso poniendo en el pikó esa tan buena de Billo y que canta Cheo García y que dice: Si yo tuviera una novia / que se llamara … / estaría todo el día /…etc.
Es un merengue demasiado romántico, a tal punto que cuando lo oigo me invade la tristeza y la añoranza pero compenso bailando como un trompo loco y hasta doy unos pasitos que aprendí de Michael Jackson y, ni siquiera con eso he podido atraer una novia; y eso que solamente pongo exigencias simples: medidas 90-60-90 cm, aunque para no ser estricto, me conformo con tolerancia de más o de menos 0,015 mm y, no obstante, he fracasado hasta ahora pero no pierdo esperanza.
Aspiro llegar a ser Presidente del (country) “Club de los pobres” (diablos) del que apenas soy vocero pero, aspiro, suspiro y hasta estornudo: ¡Aaachis!
Por si alguna afortunada se atreve, le advierto sinceramente que ella pasará hambre sólo los primeros días pero después no porque el estómago se le acostumbrará.
Y, ojalá sea chavista porque “yo no bailo con vieja a menos que ésta se defina ideológicamente”.