El cumpleaños de Hugo Chávez es el cumpleaños de la República Bolivariana de Venezuela, porque a él le debemos ese nuevo y glorioso nombre.
A Chávez le debemos todos los logros alcanzados por el pueblo durante los trece años transcurridos desde 1999, cuando asumió el gobierno. La inclusión social, vieja y obscena deuda de la inhumana IV República, la pagó la V República, y a partir de ese acto pudimos ejercer nuestros derechos fundamentales básicos: salud, trabajo, vivienda, educación, cultura y, sobre todo, adquirir conciencia de Patria.
Gracias a él despertamos del letargo en que nos había sumido la oligárquica IV República; gracias a él hemos reconocido –y nos han reconocido como referencia revolucionaria y ética– los pueblos de América Latina y el Caribe, que siempre fueron nuestros ignorados hermanos, porque no hay distancia étnica ni social entre ellos y nosotros, y a esa unión dictada por nuestra común Verdad se suma una historia de despojos y ultrajes imperiales iniciadas por España, y vilmente continuadas por otros depredadores europeos y norteamericanos.
Ellos y nosotros fuimos víctimas de sanguijuelas amorales hasta que llegó Hugo Chávez y su invencible reivindicación sociopolítica. Atrás quedaron siglos de inhumana explotación, de chantajes, injusticias de toda índole porque el creador de la V República luchó y reimpuso la dignidad libertaria del siglo IXX como factor político y moral a seguir.
Él exigió y obtuvo respeto para la cultura portadora de las ideas y los valores de nuestros pueblos originarios, de la “pureza del mestizaje” producto de los pueblos americanos, africanos, españoles, árabes y portugueses. Gracias a él nos reconocemos como pueblo libertario, herederos de Simón Bolívar, José Antonio Sucre –del socialista injustamente olvidado– Rafael María Baralt, Bartolomé Salón, Simón Rodríguez cuyas ideas sobre libertad, unión, corresponsabilidad, solidaridad, hermandad se unieron a nuestra herencia indígena que nos legó la capacidad de resistir, luchar, y no ceder ante las amenazas del enemigo.
Este legado nacido de esa “pureza del mestizaje”, de la cual orgullosamente provenimos, lo interiorizó Hugo Chávez, y por ese mismo legado murieron por la libertad muchos pueblos de NUESTRA AMÉRICA. A Hugo Chávez le reconocemos su enorme sacrificio por Venezuela, por América Latina, el Caribe y el Sur.
Su obra no tiene precedentes en nuestra historia: fue capaz de crear los Organismos que, con una concepción totalmente diferente a los anteriormente fundados para la “integración” nos han permitido avanzar no sólo en la unión política, social, económica y cultural sino muy especialmente en torno a la conciencia de latinoamericano y caribeños, de pueblos del Sur, porque parafraseando a Galeano “ … el Sur también existe”, lo cual obliga a que seamos reconocidos y respetados como seres humanos, y libres para siempre.
El ALBA, La CELAC entre otras creaciones de Hugo Chávez, son Organismos para la liberación de nuestros pueblos, y ello nos ha permitido establecer el Sucre como monedada virtual para nuestros intercambios comerciales sin ataduras al dólar; nos ha otorgado la facultad para responder como cuerpo a cualquier agresión de las potencias imperialistas que, aún con la grave crisis, sobre todo moral y ética que los está golpeando, pretenden seguir humillándonos y privándonos de la libertad y soberanía que hemos conquistado con sudor y sangre, pero… ¡no claudicaremos!, ¡no nos rendirán!, seguiremos unidos luchando por, defender el LEGADO DE HUGO CHÁVEZ, que con coraje, un buen día, en la Avenida Bolívar de Caracas, gritó: ¡NOS DECLARAMOS UN PUEBLO ANTIIMPERIALISTA!
¡VIVA HUGO CHÁVEZ! ¡VIVA EL HEROICO PUEBLO DE VENEZUELA!