No hay dudas que en Venezuela, Latinoamérica y otras latitudes planetarias, Hugo Chávez pasó a ser un líder eterno. Después de Simón Bolívar, fue el hombre de más lucidez política, social e ideológicamente, lo cual le llevó a impulsar las grandes transformaciones dirigidas a la emancipación de los pueblos. Visualizó correctamente la expansión educativa en todos los niveles y modalidades del sistema escolar, incorporando la adecuada estrategia de fondo y forma de las Misiones educativas y otros programas dirigidos a formar, fortalecer, crear y recrear capacidades de aprendizaje en toda la sociedad venezolana. Hoy no es exagerado decir que Venezuela es una Escuela, porque gracias a él contamos con las condiciones objetivas necesarias para aprender durante toda la vida.
En la absolutamente necesaria e impostergable educación universitaria de nuestro pueblo, además de crear universidades e institutos universitarios de tecnología en lugares desasistidos de posibilidades de formación superior in situ, fundó la Misión Sucre, que permitió el ingreso a universidades, institutos universitarios de tecnología, colegios universitarios y aldeas universitarias a la mal llamada “población flotante”, y a millones de bachilleres sin cupo –inmoral palabra en educación– que justificaba en todo el país que determinadas clases sociales fuesen condenadas a no entrar jamás en la educación superior. Finalmente la Misión Alma Mater, creada en 2006 y puesta en funcionamiento en 2007 por el Ministro Luis Acuña, con lo cual se coronó el enorme esfuerzo que hoy, expresado en cifras de matrícula corroboradas por la UNESCO, colocan a Venezuela como el segundo país en América Latina, después de Cuba y quinto en el mundo, al haber dado un vertiginoso salto de 600.000 matriculados en educación superior en 1998 a más de 2.000.000 en el años 2008. La inclusión de todos y todas en educación universitaria y superior ¡es un hecho! ¡He allí uno de los más importantes legados de Hugo Chávez!
Lo expuesto demuestra que en Venezuela existen bases firmes para que, utilizando la infraestructura existente y la inmensa población formada junto a la que continúa preparándose, podamos avanzar hacia la puesta en funcionamiento, en todo el territorio nacional, de Centros de Creación Intelectual donde converjan las Universidades Politécnicas Territoriales (UPT), las extensiones de la UBV y demás universidades experimentales con el objeto de crear, difundir, gestionar y usar conocimientos, y dar el salto necesario para relacionarse con el sector productivo estatal y privado, las comunidades organizadas, las instituciones de distinto tipo y diversas funciones y las múltiples y diversas asociaciones y agrupaciones que demandan conocimientos e investigaciones que pueden proporcionarles las instituciones universitarias. Esto exige de parte del gobierno nacional una importante inversión; y de las comunidades universitarias el desaprender, reaprender y aprender nuevas formas y maneras de asumir la creación, difusión, gestión y uso del conocimiento, del aprendizaje y de las relaciones con la sociedad. Las UPT tienen las condiciones básicas para asumir este nuevo reto: para eso fueron creadas, no para continuar siendo dadoras de clases sin compromisos sustantivos con los cambios que se impulsan en la sociedad venezolana. Los Centros de Creación Intelectual tendrán la inmensa responsabilidad de cumplir con la función social de la ciencia y el desarrollo tecnológico y de esta manera contribuir al cambio de una sociedad rentista a una sociedad productiva.
Continuaremos.
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