Les reto

Si su marido, o su padre, o tío, llega a la casa con productos robados de los camiones del Mercal o del PDVAL, así como hace un Guardia Nacional (no Bolivariano) que conozco aquí en Táchira, dígale, “Discúlpeme, papá, no comeré de ese pollo, porque me traerá muy mala suerte, esa comida es robada, es decir, es un producto sucio, es muy malo para el alma.” Si su primo lanza una gran fiesta de 3 días, con whisky importado, caviar, champaña, carne de primera, con una orquesta en vivo, y todo gratis, con más de 100 invitados, y que él trabaja como funcionario para el Saime, Cadivi, Indepabis, o algún otro ministerio, o para alguna fuerza de seguridad nacional, discúlpese, y dígale, “Disculpe primo, no puedo asistir, eso me traerá muy mala suerte, entiende, el dinero mal habido es sucio. Trae muy mala suerte. Es una maldición, y no encontraré ningún brujo para ayudarme. No quiero ir al infierno tampoco.”

El otro día, una empleada (nueva) que trabajaba en una tienda donde he comprado muchas cosas, trató de estafarme. Ya le había pagado, no mucho, para una cosita que compre, e iba a comprar otra cosa, pero cuando me di cuenta que me estaba robando, le devolví lo que había comprado, y ella trató de devolverme los 3 BSF que ya había pagado. Le dije que se quede con el dinero, ya era dinero sucio, le había tocado la mano a esa ladrona. Y me fui. Nunca acepto dinero de manos sucias.

Creo que por eso siempre he tenido tanta buena suerte en mi vida. No toco, nunca, dinero sucio, ni productos sucios, ni le toco la mano a un ladrón, es decir, a un verdadero ladrón, a alguien que roba sin piedad, sin importarle a quien le hace daño, a una persona sin consciencia, a un ser desalmado, a un corrupto, a un estafador, a uno que se cree más vivo que los demás, nunca, y no lo haré por todo el dinero del universo. Lo malo se transmite como una enfermedad.

Si todos hiciéramos la misma cosa, es decir, no tocar dinero, productos, o manos sucias, 1) ayudaríamos enormemente a reducir la corrupción, de la cual todos siempre nos quejamos, y 2) todos tendríamos muchísima más buena suerte en la vida, menos enfermedades, menos angustias, menos pena. Viviríamos más cerca de la verdad, de lo bueno, del amor.

Todos conocemos a algún familiar, amigo o conocido que está de alguna manera involucrado/a en alguna forma de corrupción, estafa o robo, y esto nadie lo puede negar. Esto significa que TODOS podemos ayudar al colaborar en un esfuerzo nacional de buena fe, de rechazo a lo malo, de no tener miedo de llamar las cosas como son, sucias, cuando son sucias. No es tan difícil, y les garantizo que vivirán más felices, más sanos, y con muchísima más buena suerte que jamás. Pero hay que hacerlo.

Les reto.

oscarheck111@yahoo.com



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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