A propósito de Joan Manuel Serrat, por excelencia el cantante de Penélope, una de sus canciones -La canción de la Cebolla- basada en el insigne poema de Miguel Hernández (Las nanas de la cebolla), se debería cantar y cantar y cantar y además explicar al pueblo su contenido, para que compare a lo que la oposición sensiblera quiere llevarnos.
Pero, digresión aparte, vayamos al grano de lo que se trata:
¡Ah, ignoro cómo se escribe la palabra de la discordia, si unida o separada!
La oposición escuálida nunca juega limpio, por lo que cantarles Penalti es lo pertinente; al parecer Maduro intentó cantarles una de Serrat, Pene lope, y antes que una fracción de segundo -es decir, lo que dura desde el cambio de luz roja del semáforo a verde hasta que el tipo que viene detrás empieza a tocar corneta desesperadamente si tú no arrancas como un loco- la oposición se puso a protestar.
Y eso que Maduro lo que canta es salsa, que es rapidito, y ni así lo dejaron terminar la primera palabra: Penélope / con su bolso de piel marrón / y sus zapatos de tacón / y su vestido de mujer / Penélope / se sienta en un banco en el andén / y espera que llegue el primer tren / meneando el abanico/…
Lo que Maduro debe hacer para evitar malos entendidos es mandar nada menos que al ministro Camilo Sexto para que le cante esa canción pero en balada, que es más lenta y así cuando el ministro Camilo diga suavecito “peeeeneeeelooopeeeee” ellos no puedan suponer equívocos y la dentera no los ataque tan de pandemia, es decir, que no panda el cúnico en las alas de esas raras avis de Primero Justicia.
Ah, por cierto, Maduro debería cantarles mejor esa de Juan Luis Guerra que dice “Ojalá que llueva café” con leche, porque sin leche a ellos no les gusta café.
“Hipócrita” -que canta “Paquita la del barrio”- les vendría muy bien a todos los petimetres y lechuginos amarillos de la gobernación de Miranda.
Mas, lo que al parecer les encanta es que le canten esa de Leiva: “Penaltis”
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