Los procesos de dominación que reprodujeron las formas de ejercer el poder político en nuestros pueblos de América Latina, trajeron consigo distintas formas de mutación que a partir de mediados del siglo XX, en el supuesto avance de nuestras democracias y libertades, sólo se consolidaban los privilegios de las clases dominantes insertadas en el Estado-Burgués.
En este proceso, resulta paradójico que la apertura a las libertades y derechos propios de la democracia, aumentaban a ritmo acelerado la pobreza, la exclusión y un conjunto de asimetrías territoriales subordinadas a las leyes del capital foráneo, en la cual la burocracia se asienta de tal forma que contiene en su dinámica lenta y morosa, cualquier intento de transformación.
En perspectiva, la burocracia para el Estado-Burgués, representa “el papeleo que se multiplica y crece, impidiendo soluciones rápidas, eficientes y que hasta en muchos casos se acompañan con una letal dosis de corrupción”, entrampando con dichas artimañas al saber popular que es esencia y motor de la democracia protagónica, esta situación, condiciona los ritmos sobre los que se deben consolidar los cambios del Estado-Burgués al Estado-Comunal.
De acuerdo con este planteamiento, la geopolítica bolivariana en la construcción de la estrategia política que garantice el camino de la soberanía, independencia, autodeterminación y unión de los pueblos del Sur, desafía poderosas fuerzas dominantes tanto externas como internas, debido a que es sólo bajo estos principios que se consolida su supervivencia ante los antagonismos que muestra, en la intensa lucha de vencer la lógica burguesa.
En síntesis, la burocracia y sus rasgos de ineficiencia y demora, se muestran como un muro de contención que condiciona las acciones liberadoras de la geopolítica bolivariana, ya que en su práctica de adecuar a la lógica burguesa las tareas revolucionarias constituye una amenaza permanente, que detiene en oficinas y archivos, los conocimientos que brotan del saber popular, situación está, que no empodera a nuestros pueblos para dirigir sus destinos acorde a sus necesidades, pues no olvidemos que la geopolítica bolivariana tiende a romper paradigmas, y por ende, nos muestra nuevas formas de ejercer el poder en el territorio desde escalas: local-regional-nacional-mundial, concientizando que la dependencia adquirida no es un concepto abstracto, sino que está mantiene repercusiones en los rasgos más comunes de nuestra realidad concreta.