Como la cosa está que arde con una calor que llama al auxilio
inmediato, tendremos en lo adelante bombillos ahorradores de energía,
venidos desde China y con ellos se acabará la inflamación eléctrica y,
además bajaremos la inflación de corriente que tanto perturba a
Venezuela y más cuando hay escasez y acaparamiento de muchos productos
de la cesta alimentaria diaria de los venezolanos que la dan una buena
vitalidad económica a Fedecámaras y a Consecomercio, para manipular a
su antojo, quienes asomados como líderes empresariales no esconden sus
pensamientos disfrazados de ilegales en la frontera frontal que
mantiene en jaque al gobierno con su golpe suave que timonean a buen
pulso.
Pero y, como todo tiene su contra parte: nosotros nos armamos
internamente de una sensatez y, sin desperdiciar la ocasión, trajimos
a la brevedad posible, millones de bombillos, quienes se ajustarán de
inmediato, sin pérdida de tiempo de aplacar el clamor popular de los
que no consiguen lo que buscan para satisfacer sus necesidades vitales
de confortar el momento cuando se hace más preciso de dotarlos de un
dispositivo que va de la mano con su necesidad y, le reforzará su
autoestima de sentirse iluminado de paciencia de tener cerca un flujo
que escasea cuando el reflujo es fuerte y, el hambre se empecina en
ponernos a tragar cables que por lo demás no contaminan el ambiente y
son fáciles de poner y quitar, aunque esconden en su interior
sustancias nada agradables para la salud como gases mercurial.
Por diversas razones de comportamiento y a veces por confrontaciones
no hallamos lo que buscamos, aunque sea para pasarle la lengua de
momento y saborear lo que nos plazca, y en atención a ese mal momento
de crisis inducida o por baja oferta, entonces se requiere de una
tranquilidad indispensable que nos ayude a no indisponernos por el mal
momento y dejar de pensar en cosas raras y, actuar con más precisión
que, uno al pasar el suiche vendrá el relax económico que ya no pesa
y, con ello esa paz que adormece, que aquieta corazones y, despierta
el alma dormida que pone fin al contratiempo que pudo haber sido de un
corto circuito descabellado o sustancial, pero no, falsa alarma y, de
momento aparece el deseo concedido y su luz lo aplacará y dejará de
pensar mal y, es posible que se vaya a la cama cubierto de un manto
eléctrico que lo hará dormir feliz y, las legañas se perderán y, podrá
mandar al carajo sin mucha atenuación a los que quieren que usted viva
en una oscuridad permanente sin ahorro. Eso es un atentado
desproporcionado bien ligero.
Y, así como hay sus pro, también hay sus contra, pero eso, lo va a
decir el futuro cuando, usted viva mejor o peor que peor no puede ser,
eso está escrito en alguna parte, porque los chinos no son pendejos
que tiene siglos de existencia y se multiplican a futuro por el futuro
de nosotros que no es él mismo futuro del fascista Capriles que ése
odia los bombillos, porque no le dan votos de poder y, además cree que
esos bombillos pasaron primero por Cuba y, que a lo mejor traen un
calor comunista inyectado por los hermanos Castro que es posible que
nos pongan a ver encandilados de una emoción que no llega a Miami,
pues allá: se consigue de todo y si es venezolano más rápido con su
etiqueta dolarizada.
Consientes estamos que toda la política que envuelve los bombillos
ahorradores de energía calórica tiene un trasfondo de política
importada que nos puede atormentar de malos pensamientos que a veces
gravitan ocultos en el subconsciente y pueden aflorar con una luz
tenue que en vez de rebosarnos de alegría nos sumerja en delirios por
eclipses lunares como si estuviéramos dopados de inmensidad imprecisa
y, habrá por lo tanto que apelar a la curiosidad del venezolano de ver
para creer y de tocar sin jorungar que entre más ahorro más años de
vida útil y, cuando haya que reforzar situaciones de emergencia entre
más bombillos mejor, por más acercamiento con nuestra realidad a la
luz del sol.
Entonces, amigas y amigos míos, no pierda su tiempo oyendo críticas
obsoletas o más bien malsanas fuera de toda lógica que eso no lo
llevará a un futuro cierto como debería ser de vivir más por menos, ni
importa que las lechugas verdes no se den con buena luz, pero, para
eso está Cadivi en vez de Corpoelec que sabrá protegernos y si hoy
comemos menos, lo más seguro que mañana comeremos más y mejor. Así que
alúmbrese hasta donde pueda que lo esperan un mundo bañado de luz
limpia sin filamentos de amargura ni odio concentrado y, luz que se
apague, adiós luz que te fuiste que una buena consigna sería, las
velas para los velorios que llegaron los bombillos ahorradores a
nuestro alcance y con ellos la paz interna.