A veces me parece que hemos olvidado las razones por las cuales nos encontramos aquí hoy, en Venezuela, donde estamos, dentro esta autentica y única Revolución. Por un lado hay académicos como Heinz Dietrich, un alemán viviendo en México, hablando de Venezuela como si la conociera íntimamente, y casi dictando como los venezolanos deberíamos ser, pensar, y actuar, y si no lo hacemos así o asá, pagaremos por nuestros pecados con un golpe de estado militar de la derecha.
Por otro lado tenemos a los escritores y opinadores, a los “expertos” y “analistas,” hablando, más que nada, de quien le hizo que a quien, cuando, y como, especulando sobre el porqué. También tenemos a los políticos y politiqueros, echándose la culpa por el dólar paralelo, por la inflación, la especulación, la corrupción, la delincuencia, es decir, por “el desastre” en el cual se encuentra el país. Pero, mientras que esta gente anda gritando por todos lados, el Sambil siempre está desbordado, los carros, los 350’s, los camiones, y las gandolas nuevas agregan al tremendo trafico de las ciudades, y, en casi cada cuadra del país hay alguien construyendo o renovando casas, apartamentos y edificios. Más que nunca, más y más gente viaja, toma aviones hacia otros países, para sus vacaciones, no se consiguen pasajes, pero todo va mal, y la culpa es siempre del otro.
Hay tremenda escasez de comida, pero la obesidad se ve por todos lados.
Creo que a veces perdemos de vista la principal razón por la cual Chávez llegó al poder: para crear una sociedad más justa, quitándole los fondos del petróleo a la oligarquía minoritaria, explotadora, ladrona, y vaga de siempre, y redirigiendo estos fondos hacia la sociedad en general, para el bien común de la población, pero principalmente ocupándose primero de los más necesitados, de los explotados y excluidos de siempre, con programas gratis de educación, a todos los niveles, programas de salud gratis para todos, con alimentación gratis para los niños en las escuelas, con medicina gratis para los más pobres, y con vivienda que tenga un costo accesible a todos.
No importa si nuestra Revolución se llame socialista, comunista, capitalista suave, izquierdista, progresista, reformista, cristiana, humanista, bolivariana, rojo-rojito, psuvista, chavista, o lo que sea. Lo importante es de no perder vista de las razones por las cuales estamos hoy, aquí en Venezuela, trabajando de manera Revolucionaria, contra la corriente del resto del mundo.
Estamos trabajando, inventando, paso a paso, modificando, rehaciendo, creando una sociedad nueva, más justa, y honesta, algo que nunca ha existido en la historia de la “civilización,” donde nadie sea explotado, aplastado, abusado, negado, marginado, o abandonado.
Nadie, ni Marx, ni Heinz Dietrich, ni algún académico, ni los “expertos” del universo, ni Capriles Radonski, ni los EEUU, pueden decirnos lo que deberíamos hacer. Sabemos lo que queremos hacer. Sabemos lo que debemos hacer. Sabemos por qué. Y aunque a veces no sabemos exactamente cómo hacerlo, o cuando, o con que, somos finalmente los creadores de nuestro propio destino. Nosotros somos los responsables de nuestro futuro.