Ejerzo el derecho de réplica a los señalamientos de Rubén Hernández Arena, en artículo intitulado “En defensa del trabajo informal honesto”, http://www.aporrea.org/actualidad/a175648.html publicado en Aporrea el 23-10-2013, quien posiblemente para facilitarse el trabajo coloca en un artículo mío (Descubriendo contradicciones) también publicado en Aporrea, expresiones e ideas inexistentes que tergiversan completamente lo que señalé. Cae Rubén Hernández en esa práctica perversa de decir que “el otro dijo algo que no dijo” para facilitar su misión. Mi respuesta es para evitar que personas ajenas puedan ser sorprendidos en su buena fe.
No es necesario que desaparezca el capitalismo planetario, para que deje de existir la buhonería. Esta afirmación coloca en otros la responsabilidad de la misma, para desentenderse de este grave problema. Nadie puede defender como muy bueno, ni para el país ni para los mismos trabajadores informales, su existencia llena de incertidumbre, dificultades y peligros. Lo deseable es que el país, a través de un sistema educativo formal excelente, tenga una población muy bien formada y preparada, que sea capaz de asumir puestos de trabajo calificados, permanentes y bien remunerados, con todos los beneficios sociales de los trabajadores formales (horarios, vacaciones, seguridad social y de salud). Lo que hay que defender, señor Hernández, es el empleo formal sustentable, no la informalidad.
Nunca acusé a los buhoneros de acaparadores y especuladores. Ésta es una calumnia de Rubén Hernández Arena para facilitarse su trabajo. Dije que Eduardo Samán se había negado a actuar contra los “buhoneros acaparadores” al confundirlos con el pueblo. No hablé de los buhoneros en general, pues éstos no son un problema para ser enfrentado por Samán, hablé de los acaparadores, que sí son su problema y es su deber desmantelarlos para que no sigan produciendo daño al pueblo pobre. Eso dije, y resulta que el señor Hernández al final confiesa que hay unos “delincuentes disfrazados de buhoneros”, a quienes llama mafiosos y pide sean procesados judicialmente. ¿Entonces? Los “buhoneros acaparadores” de mi artículo, a quienes califico de delincuentes como a cualquier acaparador, son los mismos “delincuentes disfrazados de buhoneros” de Hernández.
Denominé escoria y desclasados a los “buhoneros acaparadores”, es decir a los “delincuentes disfrazados de buhoneros”, pues como delincuentes ésos son los calificativos que se merecen. Nunca me referí a los buhoneros en general, pues repito éstos no son un problema para Samán, lo fueron para el ex alcalde Bernal y lo son para Jorge Rodríguez, quienes han tomado medidas contra la buhonería en general, para liberar los espacios públicos ocupados y privatizados ilegalmente (Centro de Caracas, Av. Principal del Cementerio, Plaza Diego Ibarra, Catia) por estos trabajadores. Quizás Rubén Hernández Arena debería dirigir sus calificativos denigrantes y sus acusaciones absurdas a los alcaldes mencionados, pues ellos han hecho más por liberarnos de la buhonería que lo que puedo hacer yo escribiendo artículos.
Por último, los delincuentes (ladrones, estafadores, violadores, asesinos, pranes, secuestradores) constituyen el “lumpemproletariado”. Son los desclasados y no son parte de las fuerzas revolucionarias de cambio en ninguna parte del mundo. Que haya algunos con una conciencia de clase revolucionaria, no invalida lo afirmado. No estoy en una competencia por ser más revolucionario que nadie. Pero trato de discutir con argumentos, con ética y con la verdad por delante. En estos campos, el señor Hernández demostró estar muy rezagado.