Gracias a un bodeguero que conozco desde hace casi 8 años, aquí en este pueblito del Táchira en la frontera con Colombia, he podido empezar a escribir La bodega del Diablo.
Durante todos estos años, mi esposa me decía, Ten cuidado con ese bodeguero, se hace pasar por bueno, pero no lo es. Aun la esposa del bodeguero, llorando, un día me dijo, Ese hombre es malo, es muy egoísta. Además es pichirre y codicioso.
Bueno, un día el bodeguero me dijo que era evangélico, y que le da gracias a Dios todos los días porque ya no toma, excepto cada domingo, cuando juega los gallos. Solamente se toma una botella de whisky importado. Yo, como buen pendejo que soy, pensé, No puede ser que el bodeguero sea una tan mala persona, porque solamente se toma una botella de whisky semanal, y se la toma mientras que observa a los gallos matándose a torturas.
El otro día, así como siempre lo hace, se quejaba del gobierno, echándole la culpa a Maduro, a Cabello, a los ministros, y a todos los chavistas, por cualquier cosa, pero esta vez, me dijo y esto lo dijo muy en serio que hace tiempo que Venezuela no produce gasolina, sino que la importa toda, así perdiendo miles de millones de dólares cada día. Yo, paciente como siempre, escuchando su diatriba, pensé, Bueno, yo no creo que eso sea verdad, pero voy a hacer lo que él me sugirió, investigarlo en el internet cuando llegue a mi taller. Bueno, eso es lo que hice, y me encontré con una gran sorpresa lo que el bodeguero del Diablo me dijo era pura mentira. Es completamente falso. Ver: http://www.eluniversal.com/economia/130507/cayo-35-produccion-de-gasolina-de-pdvsa-en-2012
Más tarde, entró a la bodega del Diablo otro cliente, un amigo de un supuesto chavista que conozco, y que dice haber sido seguidor de Chávez, pero no de Maduro, porque Maduro no tiene las bolas para no dejarse manejar por Diosdado Cabello. Interesante. El bodeguero le dijo al cliente, Dile al señor como es la cosa, y el cliente me empezó a decir que Diosdado Cabello es el hombre más rico de Venezuela, y que se hizo rico robando al gobierno. Además, me dijo que toda la gente lo sabe. Bueno, yo le dije, Eso es muy interesante. Posiblemente que todos lo sepan, pero yo no lo sabía, ¿será verdad entonces? Los dos empezaron a reírse de mí, como si yo fuera un bobo, como si yo no entendiera nada.
La verdad, es que yo pensaba que estaban bromeando, pero no, hablaban en serio. Y se estaban burlando de mí, en serio. Entonces, les pregunté, ¿Si ustedes fueran tan ricos como dicen que los es Diosdado Cabello, seguirían ustedes trabajando siete días la semana para un gobierno que tanta gente como ustedes odian? ¿Se calarían ustedes, días tras día, durante más de 15 años, todos esos insultos, todas esas dificultades, trabajando 12 horas diarias, incluso los domingos, el día que ustedes juegan los gallos? El bodeguero del Diablo me respondió, Es la codicia. ¿Codicia? Entonces, yo respondí, Me parece a mí, que si yo tuviera tanto dinero, y si yo fuera codicioso como dicen que lo es Diosdado Cabello, nunca en mi vida trabajaría como un burro para ningún gobierno, sino que invertiría mi dinero en el narcotráfico o en el dólar paralelo, donde las ganancias son astronómicas, y el trabajo es mínimo, ¿No les parece? ¿O, no creen ustedes que Diosdado Cabello estaría viviendo tranquilo y feliz con su familia, tomando whisky importado con Mick Jagger y David Bowie en alguna playa de la isla PRIVADA de Mustique? Silencio.
Se miraron en los ojos, como enamorados confundidos, sin decir nada, paralizados en el tiempo. Creo que no sabían a qué me refería cuando mencioné la isla de Mustique, la cual se encuentra a solamente unos 230 kilómetros de la costa venezolana. De todas maneras, el silencio duró unos 10 segundos, y después, casi en perfecta armonía, respondieron, Bueno, es que Cabello tiene que seguir trabajando para que nadie lo sospeche. Interesante. Señalé con mi cabeza, y les respondí, Ah, sí, verdad, ahora lo entiendo. Tiene mucho sentido lo que dicen, y terminé con, Entonces, tendré que concluir que Diosdado Cabello es un pendejo, ¿verdad? Regresé a mi taller, contemplando esta verdad.