Parece sin sentido e ilógico que el gobierno cree un Viceministerio para la suprema felicidad como que los opositores apuesten permanentemente a la infelicidad del pueblo como medio para derrocar al gobierno que preside Maduro.
Ciertamente que la felicidad de la gente no se puede alcanzar por decreto ni basta con que gestores o burócratas la certifiquen para que la gente la alcance, tampoco es menos cierto que los opositores con sus matrices mediáticas terminan logrando que muchos se sientan infelices cada día, especialmente quienes pertenecen a los sectores sociales que tradicionalmente han adversado al chavismo.
El Gobierno chavista lleva 14 años implementando políticas sociales que han redundado en el bienestar y mejoramiento de la vida de las grandes mayorías del país (lo que ha sido reconocido por agencias internacionales de FAO, UNESCO, etc.); la oposición, durante todos estos años ha logrado promover la amargura, el desencanto, el pesimismo, el resentimiento, el odio y en general la infelicidad entre sus seguidores.
El Gobierno de Maduro tiene para mostrar: hechos, obras, planes, programas, etc. que certifican las políticas sociales inclusivas e incluyentes que cada día benefician a las mayorías; la oposición continúa pronosticando un desastre, una tragedia, un colapso, un acabose que a pesar de sus deseos la mayoría no ve ni, ni desea, ni espera que ocurra.
El gobierno chavista que ha incluido a cientos de miles de hombres y mujeres y que apuesta a continuar redistribuyendo la riqueza petrolera considerando las grandes mayorías; la oposición apuesta a derrocar el gobierno de Maduro solo para reapropiarse de la cuantiosa riqueza petrolera dejando de lado al pueblo mayoritario y sus necesidades.
Sólo la vía del Socialismo que trazó el Comandante Chávez, y que Nicolás Maduro lleva a cabo, puede ofrecer alternativas para que la mayoría del pueblo goce de condiciones de vida dignas, como nunca antes se logró alcanzar; el capitalismo, que representa la oposición, con su modelo de vida y de sociedad egoísta, excluyente y desigual, sólo ofrece alternativas favorables a minorías y a élites locales y foráneas.