La estrategia desestabilizadora recibió un duro e inesperado golpe cuando el gobierno inició la aplicación de una política nacional de estabilización del mercado con la imposición de precios justos y sanción a los responsables de usura, especulación, acaparamiento y delitos conexos. El pueblo lo celebró como una acción que esperaba con ansiedad y al mismo tiempo aparecieron los voceros de FEDECAMARAS, Primero Justicia, Voluntad Popular y la MUD convertidos en el sindicato de los especuladores.
Con peregrinos y disminuidos argumentos FEDECAMARAS salió a pedir respeto para los especuladores. Los voceros de Primero Justicia y Voluntad Popular se sumaron al coro y acusaron al Presidente Nicolás Maduro de saqueador sin percatarse que la gente se apropió del rostro indecente de comerciantes inescrupulosos que desestabilizan el mercado con abusivos y reiterados aumentos de precios que inducen una inflación desestabilizadora. Allí está el verdadero saqueo al pueblo trabajador porque todo especulador es un saqueador.
Los enemigos de la Patria saben que un mercado descontrolado frena cualquier política dirigida a impulsar la producción y disminuye la posibilidad de alianzas estratégicas con el sector privado. La especulación, la usura, el acaparamiento, la inestabilidad de los precios, el desabastecimiento artificial son expresión de una “guerra económica” dirigida a desequilibrar el aparato productivo y con ello la desestabilización política como estrategia para destruir la Revolución Bolivariana.
Desde esta perspectiva debemos entender que la respuesta del gobierno nacional no es un operativo para negociar una rebaja en los precios. Tampoco se trata de un despliegue masivo para linchar especuladores. Se trata de una política de Estado dirigida a establecer precios justos que permitan estabilizar el mercado bajo control del Estado para reactivar la producción, la importación equilibrada y la distribución eficiente de bienes.
No podemos entender esta batalla contra la especulación y la usura como una política coyuntural con propósitos electorales aunque sabemos que ayudará a fortalecer la confianza institucional. La Constitución Nacional, en su artículo 114, tipifica la especulación, la usura y la cartelización como delitos y en su artículo 117 establece el derecho que tiene todo ciudadano a “disponer de bienes y servicios de calidad, así como a una información adecuada y no engañosa sobre el contenido y características de los productos y servicios que consumen”. Dejando a la ley el establecimiento de los procedimientos de defensa del público consumidor.
Esta política de estabilización del mercado, inicialmente, provocó confusión y reacciones equivocadas como el consumismo exacerbado. Cualquier reacción tumultuaria para adquirir productos constituye una desviación que aprovechan los especuladores para ofrecer supuestas rebajas que se convierten en ofertas engañosas y en eso el sindicato de los especuladores orientó a sus socios para deformar esta política que no se reduce a lograr un 20, 30, 40 o 50% de rebaja en los precios especulativos. El propósito es establecer precios justos con un margen de ganancia acorde con los recursos recibidos para la importación y la producción.
La dinámica del mercado en los últimos meses ha sido determinada por la especulación financiera con el llamado dólar paralelo y los rectores del mercado financiero paralelo son los mismos miembros del sindicato de los especuladores. El 95% de la importación de bienes e insumos es atendida por el Estado a través de CADIVI, solo 5% de las divisas proviene del dólar paralelo. Ningún comerciante compra dólares a 50 o 60 bolívares para realizar importación. Han inventado mecanismos irregulares para apropiarse de los dólares de CADIVI con el propósito de acumular capital. Son verdaderos saqueadores del erario público.
Debe quedar claro que esta política va más allá de lo coyuntural y está dirigida a derrotar la “guerra económica”, equilibrar el mercado y reactivar el aparato productivo. Nadie debe caer en el consumismo incontrolado, ni dejarse arrastrar por el discurso del presidente de FEDECAMARAS quien, como nuevo jefe del sindicato de los especuladores, habla de anaqueles vacíos para el próximo año como argumento para justificar que siga la especulación y el desequilibrio del mercado.
Ante su fracaso político la oposición se coloca, nuevamente, bajo la dirección de FEDECAMARAS para constituir el sindicato de los especuladores.