Estamos en vísperas de las elecciones municipales del 8 de diciembre en las 337 municipalidades del Estado. Tradicionalmente la participación electoral en estos eventos no ha sido tan abundante como en otros de carácter nacional en que se escoge Presidente, Diputados o se atiende una consulta para refrendar determinada propuesta oficial o de los grupos opositores.
Sin embargo, dada la naturaleza golpista de la Oposición de ultraderecha, empeñada a rajatabla en la destrucción de las instituciones del poder popular y comunal, los comicios proyectados han cobrado una dimensión inusual dado que se han querido utilizar para desestabilizar y atacar el proyecto bolivariano de cambio social planteado desde la expedición de la Constitución de 1999.
Así que, además de los característicos temas locales como los de la convivencia, el desarrollo urbano, las basuras, los servicios públicos básicos y otros de ese ámbito, los señores de la oposición han escogido la deliberación política para agitar e imponer ciertos tópicos que corresponden a sus estrategias golpistas y contrarrevolucionarias.
Su discursividad y conducta sigue plagada de la vieja retórica liberal y neoliberal, hasta el punto de terminar defendiendo especuladores, acaparadores, comerciantes ladrones y la burguesía oligopólica y parásita que manipula los precios del dolar. Se desenmascararon totalmente como los voceros de la élite oligárquica socia del imperio y las multinacionales.
La MUD vivirá su propia debacle en las elecciones territoriales próximas. Pagará sus incoherencias y disparates políticos e ideológicos. Se enterrara con su modelo mercantil neoliberal y sus fantasía consumista.
El bloque revolucionario y socialista ha incorporado nuevos elementos al debate nacional que el pueblo los asume en este nuevo ciclo político de la Venezuela del siglo XXI. Me refiero a la necesidad de plantearse los problemas de la industrialización, la reforma agraria, la seguridad alimentaria, el desarrollo científico y tecnológico, que pasa por un cambio a profundidad de todo el sistema educativo nacional, afectado por los bajos niveles de calidad. La calidad educativa, en todos los niveles, es el gran reto hacia el futuro. Son todos elementos que hacen presencia en el Plan Nacional de Desarrollo en debate en la Asamblea Legislativa.
Por supuesto, la lucha contra la corrupción permanece como asunto central y el gobierno del Presidente Maduro debe expedir en los próximos días nuevas medidas en el marco de la Ley Habilitante para extirpar este cáncer que afecta los patrimonios estatales que se derivan de la renta petrolera y son apropiados por la denominada boliburguesía burocrática que los desvía hacia los paraísos fiscales del Caribe y Centro América.
Hay que estar alertas ante previsibles provocaciones de la desesperada cuadrilla escuálida saboteadora que al verse aislada recurrirá a otras acciones de violencia para impedir su ruina absoluta.
La violencia política es la herramienta que priorizan los aventureros de la Oposición para impedir la profundización de las reformas populares y democráticas que han derivado en la constitución de un nuevo sujeto social y político asociado al reconocimiento de los derechos fundamentales de las mayorías ciudadanas.
Y ante la violencia reaccionaria la respuesta debe ser la movilización democrática multitudinaria votando por los candidatos comprometidos con el socialismo y el Estado comunal.