Ya cuando nos encontramos en la recta final de esta campaña electoral de cara a los comicios municipales. Creo que es necesaria hacer una evaluación de la campaña electoral, con una visión crítica de la realización de las mismas, de bando y bando, al igual como lo hicimos en nuestro último artículo.
Y nuevamente, debo hacer algunas aclaratorias, porque creo que algunos de mis lectores y lectoras hicieron una lectura superficial de mi último artículo. Como analista y articulista, me gusta plantearme escenarios posibles e hipotéticos, no es que éstos sean la realidad de lo que va a ocurrir el próximo domingo, y esto lo hago con el ánimo de concienciar y concientizar a nuestro pueblo de la importancia de los comicios municipales. Todo el que participa en una elección, más allá de las encuestas y de los números que lo den favorito o no, puede ganar como puede perder. Lo importante es el reconocimiento de los resultados electorales, de las reglas del juego y del árbitro. Quien manifieste disconformidad con esos resultados, la Constitución y nuestro ordenamiento jurídico prevén los mecanismos para dirimir ese reclamo.
Por otra parte, el Comandante Eterno, Hugo Chávez, siempre nos dijo que las campañas electorales de los revolucionarios y las revolucionarias deberían ser una oportunidad valiosa para la batalla ideológica, y es lo que de seguidas me quiero permitir señalar en las próximas líneas.
He expresado que en la batalla que hoy en día esta en juego en Venezuela, y más aún con la partida física del Comandante Eterno, es que la contrarrevolución busca capturar nuestra psiquis para influenciarnos en nuestra toma de decisiones. Afectarnos psicológica y neurológicamente para poder dar el zarpazo definitivo a nuestra Revolución. Es por ello, que no es casual ni fortuito que, a menos de una semana para las elecciones municipales, aparezca en uno de los pasquines del Bloque De Armas, una entrevista al psiquiatra y periodista Roberto De Vries.
Este elemento es extremadamente peligroso, porque cuando éste señor aparece, es para lanzar algunas operaciones psicológicas, aunque, y en honor a la verdad, luego de la lectura de sus últimas declaraciones, hay algunos elementos lamentablemente ciertos, que me quiero permitir rescatar, porque nos debe hacer un llamado a la reflexión a todos y todas.
Señalo De Vries en su entrevista que, de acuerdo a su óptica en esta campaña electoral, los mensajes políticos electorales en cuanto a sus formas y contenidos son vacíos de lado y lado. No hay un verdadero mensaje, no hay conceptuación seria de lo que le diga algo a los electores y electoras y eso es totalmente cierto.
Se nota que aún seguimos el formato de las elecciones burguesas. Nos enfocamos solo en la gestión y no en el contenido y en la importancia de esta batalla y de lo que esta en juego. Ya lo señalaba en mi último artículo, recogiendo lo expresado por Antonio Aponte y el Toby Valderrama en uno de sus escritos, el problema no es de cantidad sino de saber como esta el corazón de la gente.
Dentro de los fundamentos ideológicos prevalecientes en nuestros actuales dirigentes, hay unos de forma y otros de conducta. Unos que dicen y otros que practican. Nosotros, los venezolanos y las venezolanas, en su gran mayoría, somos renovadores y renovadoras ante el cambio, grupalistas en la convivencia y pragmáticos en la práctica. Eso hace que muchos se acerquen a la socialdemocracia y no al verdadero socialismo. Nuestros dirigentes chavistas se muestran como revolucionarios, colectivistas y en algunos casos, dogmáticos. mientras que por parte de la oposición lo hacen como renovadores y prácticos, aunque en realidad representan un viejo orden. En donde esta el problema es en si ciertamente ambos son los que dicen ser.
Debemos señalar responsablemente, que hoy en día los venezolanos y venezolanas estamos saturados de líderes sin mensaje. En estos momentos necesitamos verdaderos líderes y lideresas con un mensaje y propuestas programáticas.
Tenemos que reconocer los venezolanos y venezolanas que nos mueven más los liderazgos emocionales, y he ahí el gran vacío que ha dejado Hugo Chávez, porque en estos momentos ningún líder tiene carisma, y esto se agrava en la ausencia de mensajes.
También debemos acotar que la presencia en los medios desplazó a la plaza pública como espacio para la comunicación política, y más aún en un ambiente polarizado como el que vivimos.
Hoy en día, las características indispensables en un actor político moderno es tener vocación de modelaje conductual, conceptos claros y precisos que transmitir y expresiones emocionales equilibradas. En resumen, ser resiliente.
Debemos dejar de pensar en aquellos liderazgos que crecen en función de los defectos del adversario y no en base a sus propias cualidades. Del pensar aquello de si "el otro es malo, tú eres mejor".Pero a la larga resulta que los dos terminan siendo malos.
Sin embargo, el antagonismo capitalismo-socialismo seguirá mientras existan clases sociales. Este antagonismo es un motor de reflexión y de cambio permanente. Uno alimenta al otro, hasta que la mayoría de la humanidad se convenza, de que otro mundo mejor no solo es posible, sino necesario, porque lo que estará en juego en los próximos años es la supervivencia de la especie humana en esta contaminada y única nave espacial que se llama Tierra.