Hace un año Chávez pidió mantener firme, “como la luna llena”, la Revolución Bolivariana

Última proclama de un líder que despertó la conciencia de millones

El lugar escogido fue el “Despacho Uno” del Palacio de Miraflores. Su reloj negro, enlazado en su mano izquierda, marcaba las nueve y 34 de la noche del sábado ocho de diciembre de 2012. El mensaje a la nación del Comandante Supremo, Hugo Chávez Frías, colmó de expectativas al país.

En el lugar, le acompañaban el otrora vicepresidente Ejecutivo, Nicolás Maduro Moros; el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello y los ministros Rafael Ramírez, Ricardo Menéndez, Jorge Giordani, Yadira Córdova, Jorge Arreaza, Diego Molero Bellavia, Ernesto Villegas y Carmen Meléndez, además de oficiales de la Casa Militar.

Chávez, ataviado con una franela roja, cubierto, a su vez, por una chaqueta azul marino, inició su alocución “obligado por las circunstancias”, como refirió, debido a los inconvenientes presentados, producto de la enfermedad que padecía y del esfuerzo impartido durante la campaña electoral que ratificó su mandato hasta un nuevo periodo gubernamental.

El líder bolivariano consideró que, tras la batalla, se le presentó un imprevisto a comienzos de año: una recaída “que fue enfrentada con éxito”.

“Insistí en hacerme todos los chequeos médicos antes de inscribir la candidatura y todos los resultados fueron favorables”, explicó en transmisión conjunta de radio y televisión, enfatizando, a su vez, que si hubiera algún saldo negativo en la prueba, la postulación habría sido rechazada por él mismo.

“Afortunadamente esta Revolución no depende de un hombre, hemos pasado etapas nosotros y hoy tenemos un liderazgo colectivo que se ha desplegado por todas partes”, sostuvo, al vaticinar un triunfo considerable en los comicios regionales del 16 de diciembre de ese año. ¡Esto se cumplió!

Campaña electoral agotadora

Con un busto de El Libertador Simón Bolívar y el tricolor patrio a su espalda, el Jefe de Estado rememoró que esos días de constantes movilizaciones los enfrentó “con fervor y entusiasmo”, acompañado por un pueblo que le inyectaba energía para seguir adelante, pese a los fuertes dolores, producto del esfuerzo y del mismo tratamiento de la radioterapia que recibió en una zona sensible como la pelvis.

“Yo reduje mis apariciones públicas para enfrentar la problemática, con los médicos; el tratamiento y bajar los niveles de inflamación y de molestias”, acotó.

Chávez dijo que durante el proceso electoral surgió la recomendación médica de ser sometido a un “estricto tratamiento” hiperbárico, en función de acelerar la recuperación. Fue cuando el 27 de noviembre de 2012 solicitó a la Asamblea Nacional la autorización para ausentarse del país, con destino a la República de Cuba, nación donde recibía la atención hospitalaria.

Admitió que luego del seguimiento de la patología adelantaron una nueva revisión integral del área afectada, donde surgió, nuevamente, la presencia de algunas células malignas, que obligaron a otra intervención quirúrgica.

El Mandatario Nacional recordó que los médicos recomendaron que fuese ese mismo día, sin embargo, insistió en regresar a Venezuela para informar una serie de políticas, calificadas por él como “de suma importancia” y que, necesariamente, debía saber el pueblo.

“Yo decidí venir, haciendo un esfuerzo adicional, porque los dolores son de alguna importancia”, manifestó, toda vez que firmó la carta que debía presentar al parlamento para trasladarse a La Habana, permiso que fue aprobado de manera unánime por todos los diputados.

“Con el favor de Dios, como en las ocasiones anteriores, saldremos victoriosos, saldremos adelante. Tengo plena fe en ello. Hace tiempo estoy aferrado a Cristo”, sostuvo mientras besaba un crucifijo, el mismo que mostró la madrugada del 14 de abril de 2002 luego que el pueblo abortara el golpe de Estado. “En toda operación y de este tipo, hay riesgos; contra este mal, implica un riesgo, eso es innegable”.

“Los adversarios, los enemigos del país no descasan ni descansarán en la intriga, en tratar de dividir y, sobre todo, aprovechando circunstancias como éstas. Entonces, ¿cuál es nuestra respuesta? Unidad, unidad y más unidad. ¡Esa debe ser nuestra divisa!”, alegó el guía de la Revolución Bolivariana.

Nicolás y las nuevas responsabilidades

La noticia del momento vendría pasado los 23 minutos de su arenga. Chávez entregaría el timón a Maduro, quien escuchaba detenidamente sus palabras.

“Es un hombre revolucionario a carta cabal, un hombre de una gran experiencia, a pesar de su juventud; de una gran dedicación al trabajo, una gran capacidad para el trabajo, para la conducción de grupos, para manejar las situaciones más difíciles”, arguyó, basado en el desempeño político-ideológico de quien hoy es su sucesor.

“Si algo ocurriera, que me inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro, no sólo en esa situación, debe concluir, como manda la Constitución, el período; sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que —en ese escenario que obligaría a convocar de nuevo, como manda la Constitución, a elecciones presidenciales— ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. ¡Yo se los pido desde mi corazón!”.

Con estas reflexiones, Chávez dejaría organizado el panorama político que ocurrió a partir del 5 de marzo de 2013, cuando su nombre pasó a las esferas infinitas del pensamiento.

“En cualquier circunstancia, nosotros debemos garantizar la marcha victoriosa de la Revolución Bolivariana, construyendo la democracia nueva; construyendo la vía venezolana al socialismo, con amplia participación y con amplias libertades”, recalcó Chávez, quien reveló que “algunos compañeros” le aconsejaron esperar un tiempo prudencial para tomar una decisión sobre la transferencia de competencias, cosa que él rechazó.

“En plenas libertades. En el marco de este mensaje, que por supuesto jamás hubiese querido transmitirles a ustedes, porque me da mucho dolor que esta situación cause angustia a millones de ustedes, pues, que hemos venido conformando un solo ente, porque como decíamos y decimos, ya en verdad Chávez no es este ser humano solamente, Chávez es un gran colectivo”, argumentó.

El barinés eterno agregó, seguidamente, que mantenía las esperanzas en Cristo y sus deseos de “darles buenas noticias en los próximos días” al pueblo para que, articulados con el Gobierno, se mantuviera la construcción del “bien más preciado”, reconquistado después de 200 años: ¡la independencia!

“No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, para acabar con la Patria. Ante esta circunstancia, de nuevas dificultades, del tamaño que fueren, la respuesta de todos los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras, como diría Augusto Mijares (historiador y escritor aragüeño), es ¡unidad, lucha, batalla y victoria!”

Para Chávez, hoy la Patria está “más viva que nunca”, ardiendo en llamas de sudor de un pueblo que lucha por un destino mejor.

Sus palabras, hace un año, estuvieron cargadas de una valentía sin precedentes. Protagonizó el mayor acto de responsabilidad política de este siglo, al dejar las riendas de su obra en manos Maduro, sobre quien reposa, junto al pueblo, el legado más importante después de la gesta independentista.

Entre risas, cantos y órdenes transcurrieron los 36 minutos de su mensaje que dio un giro al acontecer nacional, no sin antes inmortalizar los cuatro elementos que, a partir de ese momento, caracterizan al chavismo como fortaleza ideológica: ¡Unidad, lucha, batalla y victoria!



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Oswaldo López Martínez

Periodista de @CiudadVLC/ Moderador del programa #EnLaCumbre, por @RNVcentral 90.5 FM

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