¿Quién ganó? La respuesta depende del cristal con que se mire, las cuentas admiten diferentes ordenamientos, desde el número de alcaldes, las alcaldías más importantes, el número total de votos… es una de esas discusiones propias para un botiquín, de esas que no tienen fin.
Nosotros pensamos que un buen punto de vista para evaluar las elecciones sería fijar el objetivo estratégico de cada campo y desde allí medir quién se acercó más y quién se alejó de su objetivo. Esta si sería una discusión que nos llevaría a algún lado, nos aproximaría más a las tensiones políticas, sociales que vive Venezuela. Veamos.
El objetivo de la Revolución es el Socialismo, que para efectos de comprensión podemos definir como "nocapitalismo". Y tendríamos así una visión de los objetivos de los dos campos que concurrieron a las elecciones: Socialismo enfrentado al capitalismo.
Pero quizá podríamos también proponer que se trataba del enfrentamiento “democrático” de dos formas de entender el capitalismo, uno más clásico, y el otro bando buscando formas más humanas de comportamiento del monstruo.
¿Cómo saber quiénes acudieron a la contienda? ¿Qué se ocultaba tras el antifaz electoral?
La respuesta estará en el comportamiento pos electoral, cómo se presenta el escarceo político luego de los resultados, cuál es la visión global del escenario político: Si los campos son antagónicos, o si sólo son personajes de un mismo teatro, si la sangre llegará al río, o los grandes capitalistas les conviene más reconstruir un pacto de punto fijo remozado y que ese sea el sarcófago del Socialismo. Todo está por definirse, sólo la historia dirá qué pasó realmente en las elecciones, sólo la voluntad de los dirigentes le dará tinte definitivo a ese evento.
Si el capitalismo necesita un periodo fascista para el reacomodo post Chávez, o puede continuar con sus herederos. Si la forma política de pacto corresponde a la economía rentista. Todo está por dilucidarse en los próximos días, y de allí dependerá el veredicto de quién ganó.
Ahora bien, se pueden adelantar dos puntos principales: Uno, y aunque suene tajante, el mensaje socialista no apareció en el escenario electoral, fue arropado por un océano de promesas. En más directas palabras: el Socialismo no entró en combate.
Otro, la fortaleza del gobierno del Presidente Maduro, de la Revolución, del legado de Chávez, dependerá, ahora más que nunca, de la nitidez de su perfil socialista, ese perfil es para el gobierno como la melena de Sansón, allí descansa su fuerza. Si la pierde, si se parece al campo opositor, entonces sus horas están contadas. No habrá justificación para su permanencia, perderá razón de ser, no tendrá masa, y no tendrá ideas para conquistarla. Ahora bien, si se abraza a la causa Socialista tendrá oportunidad de rectificar lo que debe ser rectificado, corregir el rumbo, reafirmar los aciertos. La realidad, que ya habló, es rica en señales para dirigir una reflexión.
A las pocas horas de los resultados, después de asentada la polvareda electoral surgirán las consecuencias que son inexorables, ya no hay lugar para la retórica.