Apuntes para un análisis post electoral

Con las aguas emocionales más tranquilas, se hace oportuno ordenar algunas ideas que sirvan para un análisis objetivo de los resultados electorales. Ser  militante de un proceso tan importante como el de Venezuela, que es referente y esperanza de muchos países en el mundo, implica que disciplinadamente observemos con objetividad los acontecimientos para así tener base sólida de las acciones políticas a seguir en el futuro inmediato.

La oposición, liderizada por Henrique Capriles, en un acto de torpeza olímpica, convirtió lo que era una elección municipal y circuital, de acuerdo a una lógica particular de cada zona, en una elección de carácter plebiscitaria nacional. A pesar de las advertencias que hicieran dirigentes de oposición de dilatada experiencia como el Dr. Ecarri (AD) y otros analistas de igual trayectoria, Capriles, en una conducta visceral, infantil e incoherente, insistió en el discurso del plebiscito y en el manido cuento de la supuesta ilegitimidad del Presidente de la República que según  el Gobernador de Miranda, le habíamos hecho fraude, desdiciendo del mismo CNE que lo proclamó gobernador. Esta terca e ilógica posición, destruyó el activo político que había alcanzado en las elecciones presidenciales, donde a pesar de haber perdido, consiguió unos números interesantes que, administrándolos bien, hubieran podido garantizarle ser la figura de liderazgo en la oposición. En cambio, hizo que los candidatos de la MUD se olvidaran de los problemas locales y de ofrecer en las ciudades planes y proyectos LOCALES para resolver esos problemas, se dedicaron pelear con un presidente que continuaba fortaleciéndose a través de un conjunto de acciones económicas que estaban causando buena impresión en el electorado, lo cual lesionó los intentos de hacer propuestas locales de los propios candidatos de oposición.

El resultado, una estrepitosa derrota de la tesis del plebiscito que se evidencia con un 80% de Alcaldías ganadas por las fuerzas revolucionarias del polo patriótico frente a un 20% ganadas por la MUD, incluso en el Estado Miranda donde Capriles es Gobernador, perdieron espacios municipales, habiéndose hecho el PSUV con la mayoría de los mismos. Si se analizan los resultados, no por circuitos sino por bloques, es igual de adverso el resultado para la oposición, pues el chavismo le saca 10% de ventaja cuando se analiza la elección en términos nacionales y en términos de bloques opuestos entre sí. Este estrepitoso revés para la MUD obedece al enfoque obstinado de Capriles, al insistir en olvidarse de las particularidades de cada localidad y plantear erróneamente el tema de la legitimidad de Maduro (que hoy se ve más sólida que cuando ganó legítimamente en Abril) gracias a la ofensiva económica que ha venido liderando  y a la torpeza opositora de plantear la elección municipal como un plebiscito. Un líder serio, adulto y responsable, hubiera hecho que la oposición diseñara y presentara planes, proyectos y propuestas para las ciudades atendiendo la particularidad de cada una, para dar respuestas locales en el mismo sentido de la elección. La MUD con Capriles a la cabeza hizo todo lo contrario y el resultado es haber perdido el plebiscito que el mismo se inventó por veinte puntos porcentuales si lo vemos desde el punto de vista circuital y diez puntos porcentuales si se evalúa en términos de ciudadanía; es decir, la impaciencia, inmadurez, incontinencia verbal e imprudencia de Capriles, golpearon severamente la base que habían construido a pesar de nunca haber alcanzado la mayoría en la preferencia de los electores.

La oposición adolece en este momento de liderazgo, de un proyecto concreto que puedan ofrecer como alternativa al plan de la patria  y de madurez  política al actuar. Estas tres carencias son un plomo en el ala que cada vez se les hace más pesado.  Mientras sigan liderados por niñitos y niñitas malcriadas que no hacen política sino que tienen como único proyecto imponerse sin proyecto político claro y pateando la mesa cada vez que pierden, seguirán recibiendo el desprecio de un pueblo que está cada vez más activo en los asuntos políticos.

En el contexto revolucionario, los chavistas no podemos sino celebrar el triunfo obtenido en la gran mayoría de las Alcaldías a nivel nacional. La ofensiva económica en contra de la especulación, el acaparamiento y la usura iniciada por el ejecutivo nacional encabezada por Nicolás Maduro, la experiencia organizativa de Francisco Ameliach que armó una estrategia electoral nacional de alto nivel tecno político, la entereza política de Diosdado Cabello desde la vicepresidencia del partido y la robusta organización que protagonizaron las UBCH en torno a los candidatos locales alcanzaron la meta nacional, a pesar de una guerra mediática internacional, un sabotaje económico y un paro comercial disfrazado. Felicitaciones a todos, la victoria no se ha hecho esperar, allí están los resultados electorales. Incluso en los sitios donde no ganó el chavismo (como Maracaibo y Valencia) se alcanzaron niveles importantes de organización y crecimiento que serán claves en el accionar futuro.

Ahora bien, debemos entender también que  los problemas nacionales no son solamente electorales (aunque si muy importantes y necesarios). Lo electoral en este caso ha servido para ratificar el nivel organizativo del chavismo y el liderazgo del presidente de la República. Nos toca atender ahora el tema de la democracia interna de nuestro  PSUV y  el  de la puesta en marcha del Plan de la Patria que no es otra cosa que sustituir el modelo petrolero rentista por un modelo productivo socialista  con responsabilidad a nivel latinoamericano y caribeño.

La democracia interna del partido, significa convocar a la militancia en elecciones internas de primer grado para elegir vocerías hacia un gran congreso nacional donde se ratifiquen los métodos de escogencia de candidatos, voceros y direcciones del partido en todos los niveles ratificando los liderazgos históricos e incorporando los nuevos que sean necesarios.

También implica hacer una gran convocatoria para re dimensionar las funciones y responsabilidades del partido en términos de control político y su papel en la gestión pública. Nuestro partido es responsable de la conducción política de los cuadros en funciones de gobierno y debe establecer oportunamente los lineamientos, las acciones y las sanciones a las que haya lugar de manera concomitante (no solo en momentos de crisis o electorales) en esas gestiones de función pública, y, esas acciones deben ser discutidas en términos políticos permanentemente para asumir responsabilidades concretas en ese control.

Se requiere de igual manera discutir el asunto del socialismo como modelo económico para evitar desviaciones que nos lleven a confundir socialismo con social democracia, o socialismo con distribución de la renta. El socialismo no es solo para distribuir la riqueza, sino también para generarla y se hace imprescindible que el partido se robustezca para que asuma el control político de esos proyectos para la generación de tecnología, independencia alimentaria (que no es comprar alimentos sino producirlos) y generar riqueza por vías no petroleras a través de un entramado industrial propio y que no implique traer transnacionales surcoreanas para que exploten mano de obra nacional sin  transferir tecnología.

Partido y gobierno son dos alas de un mismo pájaro y el plan de la patria es su bitácora de vuelo.

@marcosmelendezm

marcosleonardove @yahoo.com



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