Aquí va mi aporte al análisis de las recientes elecciones municipales. Para ahorrar argumentos ya expresados en documentos publicados en aporrea en meses anteriores, trataré de ser esquemático.
1. Ha ganado el gobierno bolivariano de una manera clara y contundente. Estamos de acuerdo con Biardeau que la diferencia de votos a favor de la revolución aleja el peligro de una guerra civil o de iniciativas violentas por parte de la burguesía.
2. El elemento clave de este repunte revolucionario fue sin lugar a dudas la arremetida del gobierno de Maduro contra la especulación comercial en la venta de electrodomésticos y otros productos de consumo masivo.
3. El apoyo popular a esas medidas refleja claramente el sentir de la gente (por lo menos el sentir de una parte significativa de la población venezolana) para que el gobierno asuma medidas contundentes en el enfrentamiento al poder que aún conserva la burguesía en este país.
4. Este apoyo popular expresado en las elecciones no constituye un cheque en blanco para el gobierno, y no debe caer en el error de interpretarlo así. El pueblo ha expresado un deseo, claro, de que las medidas revolucionarias se mantengan y se amplíen. Sobre todo si tenemos en cuenta que ni la inflación desbocada ni el desabastecimiento dan muestra de haber sido controlados por el gobierno.
5. Por lo menos en el Zulia el desabastecimiento es sumamente grave, y cada día parece empeorar. Sobre todo en alimentos, pero que se extiende a baterías para automóviles y otros rubros de consumo masivo.
6. La inflación se ha convertido en una erosión diaria contra el poder adquisitivo de los trabajadores, pensionados y de todo aquel que viva de su propio esfuerzo y trabajo. Si no se toman medidas para recomponer el poder de compra de los ingresos de la familia venezolana, se presentarán sin duda escenarios sumamente conflictivos en el 2014, que pudieran configurar nuevamente una situación de crisis para el gobierno, ya no en lo político-electoral sino en el plano de lo económico-social.
7. Ha quedado derrotado ampliamente el rumbo inicial asumido por el gobierno de Maduro de entendimiento con la burguesía criolla y con el imperialismo (entrevistas con Kerry, el grupo Polar, etc). El pueblo bolivariano no desea entendimiento con la burguesía criolla ni extranjera. Desea que se ejecute un programa revolucionario, que en términos generales lo había definido Chávez (aunque no lo ejecutara de manera consecuente), que permita avanzar hacia un nuevo modelo productivo socialista, fundado en las comunas. Esto pasa por acabar con las expresiones de acumulación que se han mantenido en estos casi 15 años de revolución, consistente en la transferencia de la renta hacia la vieja y nueva burguesía parasitaria, y detener el fortalecimiento de una economía importadora que se limita a usufructuar la renta petrolera. Economía en la cual las grandes mayorías populares son convidadas a recoger las migajas clientelares del festín de dólares que se lleva la burguesía (tanto la blanca, verde, amarilla, azul, como la roja-rojita).
8. Uno de los aspectos negativos que pervive dentro de la revolución es la amplia corrupción que afecta a una buena parte de quienes dirigen la administración pública. Una de las patas podridas en esta corrupción es el propio sistema judicial que no logra avanzar en la cuestión de la impunidad de los delitos de cuello blanco. Mientras no se ponga patas arriba al sistema judicial venezolano, no avanzaremos en el combate a la corrupción ni se podrá combatir a la nueva boliburguesía chavista que cada vez parece tener más poder en las instituciones del estado.
9. Sigue vigente el análisis realizado luego de la muerte del presidente Chávez. Nos referimos a la tendencia natural a que se debilite la gobernabilidad y el consenso en torno al presidente Maduro, debido a que éste no posee las cualidades de liderazgo que expresó Chávez al frente de la revolución. Sin negar la posibilidad de que Maduro u otros líderes chavistas logren “pasar el vaporón” y desarticular la crisis política venezolana, aún es muy corto el tiempo que ha pasado para concluir algo distinto en este aspecto. La gobernabilidad y el consenso se irá debilitando mientras no exista un reacomodo significativo que permita fortalecer y legitimarse ampliamente ante el pueblo a quienes permanezcan al frente del proceso revolucionario.
10. Las posibilidades de un regreso al poder de la vieja partidocracia adeco-copeyana parece que se alejaran cada vez más en términos de tiempo histórico. El reciente resultado electoral obliga a la derecha a recomponerse internamente y a redefinir sus propuestas políticas. Continuar con su discurso anti-revolución pudiera terminar de debilitar sus lazos con significativos sectores populares.
11. No obstante, la derecha sigue teniendo un importante apoyo popular, superior al 40 % de la población, y mientras ese apoyo no sea erosionado de manera significativa, la revolución como tal no podrá sentirse segura (lo que algunos llaman el punto de no retorno).
12. Además, la derecha puede retornar al poder de otras maneras, mediante acuerdos con el propio gobierno bolivariano. Estos acuerdos existen. Ponemos el ejemplo del alcalde electo del municipio Lossada en el estado Zulia, Mario Urdaneta, quien había sido tres veces alcalde por Acción Democrática y ahora volvió a ser electo alcalde, pero respaldado por el PSUV !! Los escenarios de acuerdos locales y regionales con la derecha, como ocurre actualmente en el Zulia, pudieran irse ampliando hacia pactos de carácter nacional, que terminen sincerando en lo político lo que ha venido ocurriendo en lo económico en estos 15 años. Los pactos pueden incorporar a la burocracia dirigente chavista a los antiguos adecos y copeyanos, de la misma forma como el modelo económico del rentismo petrolero ha hecho pervivir a la burguesía tradicional, la cual ha seguido creciendo, junto a las nuevas expresiones de la llamada boliburguesía chavista.
Dejaré para un segundo documento, las propuestas a desarrollar desde las organizaciones populares, que es el campo en el cual nos ubicamos como militantes de esta revolución bolivariana.
Maracaibo, Tierra del Sol Amada. 12 de diciembre de 2013